El secretario de los técnicos de Hacienda se apoya en informes internacionales para cuestionar la rebaja del tramo autonómico en el IRPF, cuya campaña comienza el próximo miércoles
ANA R. GÓMEZ. Murcia
El descenso de los impuestos autonómicos en la declaración del IRPF beneficia más a los más ricos, y eso contradice el espíritu progresivo que detalla la Constitución Española. Es la interpretación del Sindicato de Técnicos de Hacienda, GESTHA, ante las previsiones del gobierno murciano. El próximo miércoles 6 de abril se abre el plazo para realizar la declaración por Internet del impuesto sobre la renta correspondiente a 2021.
Y lo primero que debemos hacer es no dejarnos llevar por la tentación del clic instantáneo en cuanto veamos que el borrador sale a devolver. Las deducciones, hasta 13 para los declarantes de la Región de Murcia, deberíamos mirarlas despacio.
Jose María Mollinedo, secretario general de GESTHA, asegura que sólo las utiliza un pequeño porcentaje de los que podrían beneficiarse. Ejemplo de ello es el gasto en escuela infantil, que únicamente marcaron el año pasado 7.800 murcianos; la deducción por usar energías renovables, aplicada a 353 contribuyentes, o la inversión en métodos de control y ahorro del agua, que también desgravan pero sólo anotaron 314 murcianos. Lo mismo pasa con el gasto en material escolar.
Desde el 5 de mayo Hacienda nos podrá guiar por teléfono para hacer la declaración, y desde el 1 de junio habrá citas presenciales. Pero lo primero, si accedemos por Internet, debe ser repasar nuestro borrador.
El secretario de los técnicos de Hacienda descarta la bondad presupuestaria de la reducción de impuestos aplicada por el gobierno de Murcia. El IRPF se aplica de modo progresivo, y eso está beneficiando a las rentas más altas, que podrían perfectamente asumirlo sin perjuicios económicos, como indican los principales organismos internacionales. Que los que más ganan contribuyan en mayor medida a los servicios ciudadanos está en el espíritu de la Constitución Española, dice Mollinedo.
Ejemplo de deducción con escasos efectos es la aplicada al impuesto de sucesiones y donaciones, de la que se suelen ofrecer cifras globales, sin explicar el reparto a los beneficiarios, que suelen ser pocos, y que acaparan la mayor parte del patrimonio.
