Organizaciones ambientalistas como Ecologistas en Acción mantienen una estrategia de investigación y campañas de información, para que la ciudadanía presione en favor de modelos más sostenibles
ANA R. GÓMEZ. Murcia
Los ecologistas confían en la educación de la ciudadanía para limitar la expansión de la ganadería intensiva, lo que se está denominando "macrogranjas". Frente al ruido y a la estrategia electoralista de algunos partidos, apuestan por continuar con investigaciones y campañas de sensibilización en defensa de modelos económicos respetuosos con el medio ambiente.
Daniel González es el coordinador nacional para este tipo de campañas en Ecologistas en Acción. Murciano de origen, historiador y antropólogo, actualmente reside en Cáceres. Son tres las autonomías con mayor antigüedad e implantación de ganadería intensiva: Aragón, Cataluña y la Región de Murcia. Pero se está expandiendo a más comunidades, como la valenciana, Castilla La Mancha y Castilla y León.
Afirma que hechos como los sucedidos hace unos días en Lorca, o intereses de carácter puramente partidista, no van a distraer a su organización de la tarea desarrollada desde hace años, en favor de un modelo agroalimentario más racional. Además, en localidades de tamaño medio o pequeño la presión ciudadana está favoreciendo la unión de distintos partidos para frenar instalaciones agresivas con la economía local. Es el caso, en la Región de Murcia, de Cieza, Yecla o Lorca, limitando o prohibiendo nuevas explotaciones industriales.
Los impactos negativos de la ganadería intensiva se refieren a cuestiones clave como la contaminación del agua por purines y nitratos; la pérdida de rentabilidad para el turismo rural o para la ganadería rural, que no puede pastorear. La despoblación es una consecuencia también observable en Murcia, donde ocho municipios concentran más de 2 millones de cabezas de ganado porcino, situadas con preferencia en pedanías alejadas del casco urbano que han perdido población en los últimos 20 años, en favor de las capitales de comarca.
No es cierto, por tanto, que la ganadería intensiva favorezca el asentamiento de la población. Son datos que constan en el Informe sobre ganadería industrial y despoblación de Ecologistas en Acción.
Por si no fueran suficientes argumentos, la salud pública aconseja la racionalización de nuestra dieta. Pero desde el punto de vista económico y ambiental, Daniel González recuerda que la importación masiva de alimento para el ganado y la exportación a países lejanos está causando gigantescas emisiones constantes de CO2, y acelerando así los nocivos efectos del cambio climático.