Es un proyecto de la Universidad Miguel Hernández dotado con un millón y medio de euros de la UE que permitirá cambiar la normativa que impide el aprovechamiento de estos plásticos almacenados en los fondos marinos
ANABEL ARAMENDÍA. Murcia
La legislación española y comunitaria prohíben por posible contaminación el uso agrícola de estos materiales extraídos periódicamente del fondo de los puertos, en unas tareas que sirven para garantizar la navegación interna de los barcos.
Sin embargo, ahora la Comisión Europea estudia su viabilidad a partir de nuevos estudios científicos, entre los que se halla éste en el que participa activamente el campus agroalimentario de Orihuela de la Miguel Hernández.
Los científicos creen que el sedimento marino es un material de "alto valor añadido" y perfectamente alternativo a los actuales sustratos comerciales: fundamentalmente la turba procedente del norte de Europa y la fibra de coco que se importa mayoritariamente de Sri Lanka.
Según la investigadora principal de la parte española, la ingeniera agrónoma del CIAGRO-UMH Pilar Legua, se trata de solucionar el grave problema de qué hacer con los sedimentos marinos extraídos de los puertos y a la vez abaratar la actividad de las explotaciones agrícolas con un nuevo material rico en nutrientes y sin perjuicio para la salud.
Los investigadores han utilizado en sus ensayos con limoneros en el campus universitario de la pedanía oriolana de Desamparados tres metros cúbicos de sedimentos extraídos del puerto italiano de Livorno, cerca de Pisa.
Revisado cada seis meses por un auditor de la Comisión Europea, el estudio refleja que este sedimento marino es poco poroso y por ello debe ser parcialmente mezclado con sustrato de cultivo, normalmente el 75 y 50 por ciento de sedimento y el resto de turba, para el crecimiento óptimo de los frutales.
Otra de las posibles utilidades de este sedimento marino es la recuperación de suelos muy erosionados o deteriorados por la falta de agua o por desastres naturales, por ejemplo sería idóneo para recuperar las hectáreas perdidas por las fajanas de lava del volcán de la isla canaria de La Palma.