El secretario general de GESTHA, la Asociación de técnicos de Hacienda, José María Mollinedo, dice que las propuestas que estos días se han planteado desde distintas formaciones políticas son inviables
PACO MARTÍNEZ. Murcia
Los técnicos de Hacienda recuerdan que la normativa europea prohíbe aplicar tipos reducidos de IVA a los carburantes y explican que el ahorro que apreciaría el consumidor si se eliminaran todos los impuestos sobre hidrocarburos sería mínimo, incluso nulo en el caso del gasoil profesional o los combustibles de uso agrícola o pesquero.
El secretario general de GESTHA, la Asociación de técnicos de Hacienda, José María Mollinedo ha explicado que las propuestas que estos días se han planteado desde distintas formaciones políticas reclamando al Gobierno que aplique un tipo reducido del IVA del 4% a los combustibles, es técnicamente inviable porque las directivas comunitarias exigen que los hidrocarburos tributen al tipo general del IVA.
Según sus cálculos, España tiene muy poco margen fiscal para rebajar el precio de los combustibles. Incluso con la máxima reducción posible de los impuestos especiales sobre hidrocarburos, el ahorro para los consumidores sería nimio: la rebaja máxima se obtendría en la gasolina de 98 octanos, en la que el precio podría reducirse catorce céntimos de euros por litro. La variedad más consumida, la gasolina de 95, bajaría apenas once céntimos y el gasoil no llegaría a los cinco céntimos. En el caso de los carburantes de uso profesional, el ahorro es todavía menor: inexistente para el transporte, y sólo un céntimo por litro para agricultores y pescadores.
Sin embargo, para el Estado la renuncia a los impuestos especiales significaría dejar de ingresar 9.000 millones de euros al año. Ocurriría algo parecido a lo que ha pasado con la rebaja de impuestos sobre la electricidad: España ha perdido 12.000 millones de euros en ingresos, pero los consumidores apenas lo han notado en sus facturas. Por eso Mollinedo cree que hay que cambiar de estrategia y destinar ese dinero a invertir en medidas concretas: una línea agresiva de subvenciones para renovar la flota con vehículos eléctricos permitiría ganar en sostenibilidad y, de paso, reducir la demanda de combustibles y empujar los precios a la baja.
