La profesora de Sociología de la Universidad de Murcia, Marta Latorre, dice que hay largos procedimientos burocráticos que se exigen a los africanos que llegan a las fronteras de Ceuta y Melilla
PACO MARTÍNEZ. Murcia
La respuesta que Europa está dando a la llegada de refugiados procedentes de Ucrania es una demostración evidente de que cuando hay voluntad política, el acogimiento deja de ser un problema. La profesora de Sociología de la Universidad de Murcia, Marta Latorre recuerda que en las fronteras españolas hay miles de personas que huyen de situaciones similares a las que se están viviendo en Ucrania, aunque para ellos no hay política de puertas abiertas.
Latorre, que forma parte de un grupo de investigación en materia de refugio y acogimiento, nos ha recordado que el año pasado España rechazó más del 60% de las solicitudes de asilo. Los largos procedimientos burocráticos que se exigen a los africanos que llegan a las fronteras de Ceuta y Melilla tampoco tienen nada que ver con la inmediatez con la que se están resolviendo los trámites de los refugiados procedentes de Ucrania.
Lo que en subyace en el fondo de estas diferencias, dice Latorre, es lo que ella define como "racismo institucional". Todos estamos más dispuestos a acoger a quién sentimos como más próximo y en eso influye factores como la raza, la religión o la idea de que compartamos con ellos una misma cultura.
Ese racismo institucional no sólo afecta a quienes tratan de entrar en Europa procedentes de África lo estamos viendo también en las fronteras de Ucrania, en las que se discrimina a los inmigrantes de origen africano que estaban establecidos en el país y que ahora tratan de ponerse a salvo de las bombas rusas.
Como ella misma ha dejado claro, esta profesora de Sociología de la Universidad de Murcia no pone en duda la legitimidad de la respuesta que Europa ha dado a la crisis de los refugiados ucranianos. La cuestión no es esa, sino que esa velocidad de reacción ha desmontado una de las grandes mentiras que rodean al fenómeno de la inmigración: cuando existe verdadera voluntad política desaparecen los obstáculos para conceder asilo.
