Murcia, 12 siglos con corazón. El nombre de Murcia
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Ya lo dijo Ramón Menéndez Pidal: el nombre de Murcia ha sido un auténtico dolor de cabeza para los filólogos. Sin embargo, podemos afirmar que el topónimo existía antes de que la propia Murcia fuera fundada, del mismo modo que admitimos que no hubo precedente a Murcia como población de entidad en el lugar en el que hoy se levanta nuestra ciudad. Murcia nace el 25 de junio del año 825 en un lugar llamado Murcia, y la razón de ser de su topónimo, según expuso en el siglo XVII el Licenciado Francisco Cascales en sus Discursos Históricos, alude a la diosa romana Venus Murcia, divinidad relacionada con las murtas o mirtos que había en el valle del río Segura. El nombre de lugar donde crecían los mirtos, Myrtea, se arabizó después como Múrsiya.
En el libro ‘Yo, el Segura’, Ismael Galiana recoge otras teorías, como que Murcia venga de ‘murci’ en alusión a un puente, o de ‘murus’ en alusión a un muro, o de agua múrcida o estancada, y finalmente confirma que también el inglés Robert Pocklington, afincado en nuestra ciudad y estudioso de la historia local, se había sumado a la idea de Cascales: el nombre de Murcia vendría de aquella diosa de la mitología romana símbolo de la pereza, a la que se representaba cubierta de musgo. En ese concepto hay una identificación con el entorno del río y con el propio curso del Segura, avanzando lento y perezoso por su valle, serpenteando y describiendo grandes meandros que se enredaban como si quisiera retrasar su llegada al mar.