El catedrático de ecología de la UMU, Ángel Pérez Ruzafa, aboga por no poner redes para contenerlas ya que, dice, las consecuencias para el ecosistema son peores que las molestias que pueden causar
LETICIA GARCÍA | EVA CABALLERO
La asociación naturalista Anse no cree que la presencia de medusas en el Mar Menor en esta época del año sea síntoma de una posible plaga este verano. Ahora se encuentran en su época de reproducción. Su director, Pedro García, dice que estamos ante un ecosistema que sigue muy alterado y que no siempre responde de la misma manera a la entrada de nitratos.
Hay ciertas especies en determinadas áreas en las que se ha asociado la aparición de medusas a la entrada en el ecosistema de nitratos procedentes de la agricultura intensiva. Pero Pedro García explica que la aparición de medusas no se puede achacar ni a una mejora ni a un empeoramiento del estado del Mar Menor.
Por su parte, el catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia, Ángel Pérez Ruzafa, es partidario de repetir la política del verano pasado: no instalar redes contra ellas porque retienen a otras especies y acumulan basura.
La comunidad optó por colocar redes otros veranos para evitar molestias a los bañistas con las medusas blancas y de huevo frito, como se conocen. Aunque no pican, pueden producir urticaria al roce. El problema, según Pérez Ruzafa, es que su contención con redes resulta tiene consecuencias peores para el resto del ecosistema.
Las medusas proliferaron con los vertidos al Mar Menor, a partir de los años 90. Para contener su masificación se extrajeron con redes de pesca en varias campañas de verano y, eso, a pesar de que funcionaban como un sistema de defensa, contribuían a mantener el agua transparente, como explica el profesor de la Universidad de Murcia.
