Albarracín dice que sólo aceptan que se pacte en la mesa de diálogo social. Los sindicatos CCOO y UGT destacan que el pacto incluye reivindicaciones históricas
La patronal murciana no ha visto con buenos ojos que PSOE y Sumar hayan pactado reducir la jornada laboral. El presidente de CROEM, José María Albarracín, dice que los empresarios nada tienen que objetar a lo que pacten dos partidos, pero, cuando afecta a las empresas y los trabajadores, como es el caso, sólo aceptan lo que se pacte en la mesa de diálogo social.
Por su parte, el secretario general de CCOO, Santiago Navarro, espera que haya pronto un gobierno de progreso y dice que el acuerdo entre PSOE y Sumar incluye reivindicaciones históricas de este sindicato, como la reducción de la jornada laboral, y además contempla mejoras en cuestiones tan importantes como sanidad o vivienda.
Para el secretario de UGT, Antonio Jiménez, a falta de conocerlo más en detalle, el acuerdo "pinta bien" y parece ir en la dirección correcta, tanto para responder a aspiraciones sindicales y de la sociedad en general, como para fundamentar un gobierno de progreso. Respecto a la reducción de jornada, Antonio Jiménez la ve muy positiva, puesto que permite crear empleo y redistribuir riqueza. El secretario de UGT cree que ya toca ir ahondando en la reducción de la jornada laboral a 37 horas y media semanales, pero con la vista puesta en el horizonte de bajar a 35 y luego a 32
Murcia será una de las regiones beneficiadas del pacto PSOE SUMAR, según los socialistas murcianos. Su secretario regional, José Vélez, ha destacado la reducción de jornada laboral, los permisos de nacimiento y la obra pública pendiente: carreteras y trenes que dependen del Gobierno de España.
Todo lo contrario opinan PP y VOX. El vicesecretario del PP murciano, Joaquín Segado, lamenta que el futuro de España vaya a quedar "en manos de comunistas", ha dicho, "y de golpistas".
En esta línea se postula Vox, a quien preocupa la parte del acuerdo con los independentistas que no se ha publicado, según recordaba el vicesecretario de organización Rubén Martínez Alpañez.
El último cambio que se produjo en España sobre la jornada laboral se aprobó en 1983, siendo presidente Felipe González, en aquella época era de 42 o 43 horas dependiendo de si se tenía jornada continua o partida. Con el cambio que ahora se planea, nuestro país se acercaría a las 35 horas de Francia, por ejemplo.
La jornada también es más corta en Bélgica, allí se establece en 38 horas, al igual que en Alemania. Son solo ejemplos porque lo cierto es que la jornada más habitual en Europa es de 40 horas semanales. Y en estos dos países, Francia y Bélgica, el gobierno da posibilidades para saltarse en límite en caso de restructuración o causas excepcionales.
Desde la Facultad de Ciencias del Trabajo de la UMU, su decano Prudencio Riquelme se muestra convencido de que la jornada laboral de cuatro días a la semana, por ejemplo, es perfectamente viable. Todo depende, explica, de la productividad. Señala Riquelme como principal problema en nuestro país el empeño del empresario en mantener el presencialismo.
