La brecha sanitaria también tiene género. Las mujeres de más edad son más pobres y tienen menos apoyo social, según el informe 'El estado del malestar: una mirada crítica a la situación social y sanitaria en la Región'
El tabaquismo es, junto al sedentarismo, uno de los indicadores más desfavorables sobre el estilo de vida en la Región de Murcia, y afecta sobre todo a las mujeres, que han aumentado el consumo en los últimos años. El informe El estado del Malestar de la Región, realizado por la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública, señala también que las mujeres murcianas viven más años que los hombres, pero llegan a ellos con peor salud y mayor pobreza.
La comunidad murciana es la segunda con mayor índice de tabaquismo, solo por detrás de Extremadura. Los datos de los Indicadores Clave del Sistema Nacional de Salud (INCLASNS) muestran además que somos una de las tres autonomías en las que las mujeres que fuman han aumentado entre 2017 y 2020. En concreto, cerca de un 3 %.
Abel Novoa, redactor del informe, considera que no solamente falta educación en salud, destaca también que fumar significa estrés y malestar emocional, lo cual lleva a conductas de riesgo como el tabaquismo o como la práctica sexual sin prevención, que a su vez causa en Murcia un alto índice de embarazos no deseados.
Pero la brecha sanitaria con perspectiva de género va más allá. Uno de los indicadores que cada vez se tienen más en cuenta es el de la salud autopercibida y, aunque a primera vista parezca una afirmación superficial, es un hecho que si nos sentimos mal es que estamos mal, de modo que la autopercepción influye en los datos objetivos. Y esa autopercepción indica que a partir de los 65 años Murcia es la autonomía que tiene menos años de vida saludable esperable, 16,4 frente a los 17,9 del conjunto nacional. Y el dato empeora notablemente para las mujeres: solo el 37,4 % considera que tiene buena salud. Son diez puntos menos que los hombres.
La ausencia de políticas sociales deja especialmente solas a las mujeres mayores de la Región de Murcia, donde abundan las pensiones no contributivas, de escasa cuantía. Para Novoa constituye un colectivo especialmente vulnerable.