Hasta junio, se habían consumido 32 hectómetros de agua más de la previsión de 338 para todo el periodo. Además, a 1 de septiembre, el agua circulante y embalsada en el Segura era 68 hectómetros inferior que en 2023
Este lunes termina el año hidrológico más complicado de la década. La sequía asfixia ya al campo en la cuenca del Segura y está poniendo las cosas difíciles a los regantes tradicionales. Esta semana Confederación Hidrográfica del Segura endurecía las restricciones para el riego tradicional que solo cuentan con las aportaciones del propio río. Esta es solo una muestra de las dificultades que están por venir. Para el curso hídrico que comienza todo es incertidumbre.
Esto se produce en un contexto de aumento de los consumos tanto urbanos como para riego. Hasta junio en la Cuenca del Segura se habían consumido 32 hectómetros de agua más de la cifra prevista de 338 hectómetros. Además, a 1 de septiembre, el agua circulante y embalsada en el Segura era de 53 hectómetros, 68 menos que en la misma fecha del año anterior. Esto llevaba al organismo de cuenca a autorizar en la última comisión de desembalse 17 hectómetros menos de lo previsto para el último tramo del año hidrológico que es, precisamente por los rigores del calor, cuando se producen mayores consumos.
Situación causada por la acuciante sequía. Sin computar las lluvias que se han producido este mes, en el Segura se han recogido 99 litros por metro cuadrado menos de precipitaciones que en el ejercicio anterior. Está lloviendo menos y se demanda más. El consumo de agua de boca también aumentando en la Mancomunidad de Canales del Taibilla. En julio, por ejemplo, la demanda de agua para abastecimiento fue un hectómetro superior a la del mismo mes de 2023, en términos relativos un 5,2 % superior. En verano, precisamente las mayores demandas de agua de grifo se cubren, sobre todo, recursos del trasvase.
En el embalse de presa del Taibilla las precipitaciones registradas este curso han sido de 86 litros por metro cuadrado inferiores a las recogidas un año antes. Solo el 23 % del agua que han consumido los municipios adscritos a Mancomunidad procedían de ese río, el resto ha procedido del trasvase y, en menor medida, de la desalación.
A pesar de la situación y las limitaciones, la Junta de Hacendados de la Huerta de Murcia, regada en parte con técnicas tradicionales, considera que el arbolado no correrá peligro. Confían en que más pronto que tarde, si el cielo no da un respiro, los gestores hídricos decidan abrir pozos de sequía en la Vega Media del Segura que les ayuden a aliviar su situación. Si se produce alguna merma de cultivos será en los de nueva plantación de verduras. Esta Junta de Hacendados abarca la huerta de Alcantarilla, Murcia, Santomera y Beniel y cuenta con 23.000 hacendados. Esta organización gestiona el riego de ocho mil hectáreas de las que cinco mil son de cítricos. Su presidente, Diego Frutos, considera que la masa arbórea no correrá peligro.
En la comarca de la Vega del Segura, al igual que en las Vegas Media y Alta quedan reductos de riego a manta. Lo mismo sucede que el dominio de los Juzgados de Aguas, Sindicatos y Comunidades de Regantes de la huerta tradicional de la Vega Baja, en la vecina provincia de Alicante. Están habituados a restricciones y este contexto no les pilla de sorpresa. Frutos cuenta que "ya se había limitado la concesión un 35 % y ahora se elevará al 40". Confían en que el otoño deje alguna lluvia y que la CHS decida abrir algún pozo de sequía en la Vega Media y Baja.
