El 1 de mayo se celebra el Día Mundial de esta dolencia, que se transmite por la picadura de garrapatas y presenta más riesgo en primavera y verano
El 1 mayo, además del Día del Trabajador, se celebra también el Día Mundial de la Enfermedad de Lyme. Es una zoonosis extendida por todo el mundo, producida por una bacteria transmitida por la picadura de garrapatas infectadas. Es, en este momento, una enfermedad emergente en el continente europeo.
La consejería de Salud cuenta con un programa de Salud Pública para vigilar las bacterias y virus que se transmiten con la mediación de organismos vivos como es el caso de las garrapatas. En un porcentaje elevado de personas la infección se desarrolla de forma asintomática. Pero cuando hay síntomas, se caracterizan por un cuadro que incluye manifestaciones dermatológicas primero, para dar paso después a otras de tipo reumático, neurológico y cardíaco.
En España, el mayor riesgo de adquirir la enfermedad se produce en primavera y en verano, coincidiendo con las fases más activas del insecto vector. La picadura es indolora y puede pasar inadvertida, y la infección es más probable cuanto mayor tiempo permanece la garrapata adherida a la piel.
Las recomendaciones están especialmente destinadas a personas en contacto con estos insectos por su actividad laboral en el medio natural o relacionada con animales, o si practican deporte al aire libre o en contacto con la naturaleza, según explica el director general de Salud Pública, José Jesús Guillén.
La mejor forma de prevenir la enfermedad es evitar la picadura de las garrapatas siguiendo algunas recomendaciones en las salidas al campo. Entre ellas se encuentran utilizar manga larga y pantalón largo, evitar las sandalias o calzado abierto y usar siempre botas cerradas con calcetines, procurando que cubran la parte inferior de los pantalones.
Es preferible usar ropa de color claro, ya que de esta forma será más fácil comprobar si hay alguna garrapata sobre ella. En el campo, caminar si es posible por la zona central de los caminos y evitar el contacto con la vegetación circundante y evitar sentarse en el suelo, o quedarse parado mucho tiempo en las zonas con vegetación, además de utilizar repelentes autorizados tanto para las personas como para las mascotas.
La garrapata retirada con pinzas debería guardarse para su estudio en el caso de que se desarrollen manifestaciones clínicas.