Tenía 92 años. Hace unos meses fue homenajeada por el Ayuntamiento de Cartagena al que había donado gran parte de su legado
La escritora cartagenera Teresa Cervantes ha fallecido en la madrugada de este viernes 11 de octubre “después de una vida dedicada a la literatura y la docencia y tras entregar todo su legado a la ciudad de Cartagena”, según ha informado la alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo, que ha trasladado en nombre de la corporación municipal las condolencias de los cartageneros a los familiares y amigos de la autora.
María Teresa Cervantes, nacida en Cartagena en 1931, fue una de las poetas más representativas de la ciudad, con una extensa carrera literaria que abarcó casi siete décadas. Publicó más de 35 libros, entre ellos Ventana de amanecer (1954), El tiempo es todo mío (2006) y El regreso imposible (2020), obras que reflejan una profunda conexión con la vida y el sentimiento poético. Durante muchos años, vivió en Francia y Alemania, donde impartió clases de lengua y literatura a los hijos de emigrantes españoles, antes de regresar definitivamente a su ciudad natal, como explica el cronista de Cartagena, Francisco José Franco.
La alcaldesa Noelia Arroyo ha recordado que en 2016, realizó una importante donación de su legado al Archivo Municipal de Cartagena, entregando más de 4.000 ejemplares de su biblioteca personal, junto a cuadros y recuerdos significativos de su vida y trayectoria. Esta primera donación fue el preludio de lo que culminaría en 2024, cuando entregó el resto de su archivo personal, que incluye manuscritos inéditos, correspondencia con destacados escritores como Gerardo Diego, Antonio Buero Vallejo y Carmen Conde, y más de 1.500 fotografías que documentan su carrera literaria.
Además, esta última donación incluyó una colección de pinturas de artistas como Wssel de Guimbarda, Ramón Alonso Luzzy y Vicente Ros, que ahora forman parte del patrimonio cultural de Cartagena.
La escritora también fue homenajeada recientemente por el ayuntamiento con la dedicación de una plaza en su nombre y la instalación de una placa en su casa en Los Dolores, inmueble que la escritora quiso que custodie el ayuntamiento para dedicarlo a la difusión de su legado.