El director general Víctor Serrano dice que las técnicas de cultivo han evolucionado y ha contribuido a reducir la entrada de nutrientes en la laguna
La entrada de agua al Mar Menor desde El Albujón se ha reducido un 60 por ciento desde 2022. El director general del Mar Menor, Víctor Serrano, habla de un último año de estabilidad aunque la posibilidad de lluvias intensas supone una espada de damocles para la laguna salada.
La Rambla del Mar Menor es el punto más importante de agua de agua al Mar Menor. La mayor laguna de Europa que desde hace cinco años está monitorizada y en el punto de mira tras las intensas lluvias de 2019 y la muerte de peces en pleno mes de agosto. Ahora la situación está más controlada y se ha reducido la entrada de agua en de diez hectómetros cúbicos anuales a 3.3.
La evolución es buena aunque el ecosistema es frágil y pende de un hilo sobre todo ante las situaciones de lluvias intensas.
Los últimos datos de la Comunidad Autónoma sobre el Mar Menor corresponden a esta misma semana. El agua ha bajado hasta poco menos de 13 grados lo que permite una mayor oxigenación y ante la menor evaporación también baja la salinidad. Otros valores que están en una situación óptima son la clorofila y la trasparencia.
Uno de los retos del Gobierno regional es bajar el nivel del agua freática del acuífero ya que las lluvias y la entrada de nutrientes del campo lo rellenan y de ahí pasan al Mar Menor.
El director general, Víctor Serrano, reconoce que la mayor aportación de nutrientes viene de la mano de la agricultura aunque sobre este asunto afirma que las técnicas de cultivo han cambiado mucho en estos cinco años de manera positiva para la laguna.