El infradiagnóstico de muchas patologías por el desmantelamiento de los sistemas sanitarios en las zonas de guerra hace más vulnerables a los enfermos crónicos, mujeres embarazadas y niños
El infradiagnóstico de una enfermedad común, como un catarro, puede convertirlo en crónico e incluso provocar la muerte del paciente. Gran parte de la medicina actual se basa en un diagnóstico temprano y acertado, sin embargo, no en todo el planeta esto es posible. Desde Médicos sin Fronteras denuncian la imposibilidad de acceder a las pruebas de diagnóstico en las zonas en conflicto.
Es el caso de Gaza, Somalia o Yemen, alguno de los lugares en conflicto donde Médicos sin Fronteras atiende a la población. En una guerra el sistema sanitario se colapsa, según la delegada de Médicos sin Fronteras en el Levante, Mila Font, si no hay material de abrigo aumentan las infecciones respiratorias, si no hay agua o saneamiento surge el riesgo de epidemia y si hay heridos a los que atender con urgencia se posponen otras enfermedades. Font señala en conversación con Onda Regional que "en nuestras clínicas en Gaza son las infecciones respiratorias y cuando se mezclan con otras patologías pueden llegar a ser letales".
Los más afectados son siempre la población más vulnerable: niños, ancianos y mujeres embarazadas, estas últimas asegura Font necesitan atención prenatal y posnatal que no suelen recibir, lo que genera problemas que en otros lugares fuera del conflicto son fáciles de solucionar. Font explica que "según datos de la ONU la mortalidad materna es el doble en zonas de conflicto o postconflicto y esto se debe a una falta de atención médica, falta de consultas prenatales o desnutrición y esto se suma a la falta de incubadoras para bebé que nacen con peso bajo".
La desnutrición en los niños, los pacientes crónicos que no tienen acceso a sus tratamientos son aspectos de la atención primaria que mas atención necesitan. En las zonas de conflicto no siempre se puede conseguir. Font afirma que "hay un efecto directo en los hospitales que han sido destruidos y el personal sanitario ha tenido que huir". A este escenario se suma la falta de suministros básicos y también sanitarios con la carestía de material para curas".
UNICEF denuncia que el impacto de los conflictos armados sobre los niños ha alcanzado niveles "devastadores y probablemente sin precedentes" en 2024, año en el que más niños están viviendo en zonas de conflicto o se encuentran desplazados. "Según casi todos los indicadores, 2024 ha sido uno de los peores años de la historia de UNICEF para los niños que viven en zonas en conflicto, tanto por el número de afectados como por la magnitud del impacto que estos conflictos tienen en sus vidas", ha declarado en un comunicado la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell.
Según datos de la organización, actualmente más de 473 millones de niños --aproximadamente uno de cada seis en el mundo-- viven en zonas afectadas por conflictos, un aumento significativo en las últimas décadas. A finales de 2023, la cifra de niños desplazados por los conflictos y la violencia ascendía a 47,2 millones, y las tendencias registradas en 2024 revelan un aumento adicional en el número de niños desplazados por la intensificación de los conflictos, en particular en el territorio palestino, Haití, Líbano, Myanmar y Sudán.
Según los datos referidos a 2023, los últimos disponibles, la ONU constató 32.990 violaciones graves cometidas contra 22.557 niños, la cifra más alta desde que se inició el seguimiento por mandato del Consejo de Seguridad. "Los niños que viven en zonas de guerra luchan cada día por sobrevivir y eso les roba su infancia", ha subrayado Russell, al lamentar que "sus escuelas son bombardeadas, sus casas quedan destruidas y sus familias, devastadas". Asimismo, UNICEF ha hecho un llamamiento a todas las partes involucradas en conflictos para que tomen medidas para poner fin al "sufrimiento" de los niños y garanticen el respeto de sus derechos conforme al Derecho Internacional Humanitario.