Lo aseguran científicos del CSIC, cuya investigación constata que estos entornos mitigan el impacto de las actividades agrícolas
Científicos del CSIC corroboran la eficacia de los humedales artificiales, como los proyectados en el Mar Menor, para reducir el impacto de la agricultura, captar carbono y favorecer la creación de suelo. La investigación constata una reducción de los nitratos y fosfatos en el agua que alcanza casi el 80%.
El estudio realizado en el Delta del Ebro demuestra la validez de los humedales artificiales, una de las llamadas soluciones basadas en la naturaleza, a la hora de restaurar ecosistemas y mitigar el impacto de las actividades agrícolas. La reducción de la contaminación por nitratos y fosfatos es especialmente significativa, hasta un 80%, y también es destacable en estos filtros verdes la lentitud a la hora de descomponer la materia orgánica, lo que favorece el aumento de la biodiversidad y la creación de suelo, como explica Rebeca Arias-Real, una de las autoras del estudio.
Los humedales artificiales forman parte de las medidas del plan de recuperación del Mar Menor actualmente en marcha. La investigadora del CSIC advierte que estos filtros verdes son muy eficientes para tratar aguas superficiales o contaminación puntual y difusa aunque, en el caso del Mar Menor, se precisarían adaptaciones o medidas adicionales dada la entrada de nutrientes por el acuífero subterráneo.