Mario Urrea, presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura, asegura que por debajo de los 40 hectómetros cúbicos de agua embalsados en la cabecera, la gestión de los desembalses de agua resulta muy complicada
Este lunes termina oficialmente el año hidrológico con unos números que obligarán a comenzar el próximo con restricciones. La decisión de la merma de agua para riego ya está tomada. Solo hay algo que podría evitarlas: en palabras del presidente Mario Urrea, que llueva "mucho y en cabecera".
Con el año hidrológico no se puede hacer borrón y cuenta nueva. Hay un muy mal punto de partida con pantanos en porcentajes mínimos, muy cercanos lo que se conoce como embalse muerto.
No habrá durante los próximos meses problemas para el abastecimiento pero el contexto es de aumento general de los consumos tanto urbanos como para riego. Hasta junio en la cuenca del Segura se habían consumido 32 hectómetros de agua más de la cifra prevista de 338 hectómetros. Los regadíos tradicionales iniciarán el año hidrológico 2024/25 con una disminución de sus dotaciones del 40%, mientras que los no tradicionales tendrán un 57% menos de agua.
Los regantes tradicionales de las vegas del Segura esperan que pronto puedan hacer uso de los pozos. Dicen estar habituados a restricciones y este contexto no les pilla de sorpresa asegura Diego Frutos, presidente de la Junta de Hacendados.