Un informe del IEO relata el aumento constante de las temperaturas en la laguna salada desde 1982 y analiza los valores bajo umbrales críticos que provoca la mancha blanca
El aumento de la temperatura del Mar Menor sigue en una línea ascendente. Y aunque tiene algunas consecuencias positivas, como la reproducción de las praderas marinas que desaparecieron tras la sopa verde, podría provocar un nuevo episodio de eutrofización de la laguna.
El último informe del Instituto Español de Oceanografía sobre el estado del Mar Menor incide en el aumento de la temperatura media desde los años 80, aunque reconoce que 2024 fue algo menos caluroso que 2023, periodo en el que se registraron las temperaturas más elevadas de la serie histórica. Además, las olas de calor no paran de crecer desde hace una década.
El cambio climático, dice Juan Manuel Ruiz, director y coordinador de este documento, es una realidad que afecta en mayor medida al Mar Menor, que es más vulnerable su pequeño tamaño. Con consecuencias positivas y negativas: "El aumento de la temperatura podría favorecer a las praderas marinas del Mar Menor que desaparecieron en un 85% después de la sopa verde. El efecto negativo podría afectar a la caulerpa, el alga que domina ahora, y volver a provocar una sopa verde".
Ruiz considera que todo lo que tenga que ver con la regulación de los aportes de aguas continentales, tanto superficiales como subterráneas, ayudará a mitigar los efectos de la mancha blanca que sigue instalada en la zona occidental de la laguna salada y que sigue haciendo estragos sobre la vida marina.
El IEO ha instalado entre este miércoles y este jueves tres nuevas boyas del proyecto Belich para medir, con equipos oceanográficos de alta resolución, los valores que, entre otras cuestiones, predicen posibles episodios de anoxia o explosiones fitoplanctónicas.