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CLUB DE LECTURA. Andrés Pérez Domínguez

56:22
21 MAR 2021 - 23:55
Con "La bailarina de San Petersburgo" volvemos a las mejores novelas de espías. Se lo debemos a Andrés Pérez Domínguez. Nos colamos en las alcobas reales, con Marta Robles. Y nos visita Dorothy Parker.

Las historias de espías suscitan en nosotros una fascinación especial. Disfrazarse de otra persona para acceder a secretos íntimos ha dado muchísimo juego ficcional. Ahí está John Le Carré, como ejemplo paradigmático. Un género, este de espías, que tenía en España escasos y poco fructíferos cultivadores. Hasta que apareció un sevillano, Andrés Pérez Domínguez, con una novela (La clave Pinner) que aún hoy en día, tantos años después de su publicación, sigue seduciendo a lectores.

Gordon Pinner es un joven que se vale de su condición de periodista para cruzar puertas cerradas, y en algunos casos, incluso prohibidas. Ahora reaparece en La bailarina de San Petersburgo. Y el espía es enviado a París para infiltrarse en la colonia de exiliados rusos, que han debido abandonar Rusia por el triunfo de la revolución bolchevique. Un periodo apasionante. Y atención a esa bailarina, hermosa y enigmática, que cruza en el camino de Gordon Pinner. Novela que viene avalada por un premio de prestigio como el Albert Jovell, y editada por Almuzara.

Marta Robles lleva trabajando toda la vida en esto de la comunicación, sea en radio, prensa o televisión. Y de forma paralela, ha desarrollado una carrera literaria que cimenta libro a libro. El último es Pasiones carnales. Marta hace de voyeur para espiar a través de la cerradura a personajes como Alfonso XIII, o Rodrigo, el último rey visigodo, o Fernando VII, entrando en alcobas reales para revelarnos las intimidades mejor guardadas de nuestros reyes.

Nos asomamos a las páginas de Independencia, la nueva novela, otra vez policiaca, de Javier Cercas.

Y en Rarezas de Escritores nos visita una mujer con la que nos habría encantado tomar un martini, o varios, en el Nueva York de los años 20. Soltera impenitente porque antes había estado casada, de lengua afilada, de espíritu libre... Dorothy Parker era todo un personaje. Y una gran escritora a la que redescubrir. 


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