EL MIRADOR. La entrada al mirador
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Buenas tardes

No hace falta que yo les diga que soy una enamorada de la radio. Siempre me ha parecido que los locutores a los que escuchaba en casa eran parte de mi familia, mi tía hablaba de Luis del Olmo como si fuera un amigo con el que se tomaba el café todas las mañanas. A veces pasa que alguien me reconoce fuera de la radio por la voz, por el nombre o por mi risa, que por lo visto es lo que más recuerdan los oyentes, y te dicen algo como que se afeitan contigo todas las mañanas o que se toman el aperitivo escuchando el mirador. 

El caso es que también cuando estás en este lado del micrófono te parece que conoces a los que escuchan o a los que entrevistas. De pronto te dan permiso para colarte en su teléfono móvil, en su coche, en su casa o, como me pasó ayer, en la habitación del hospital donde se recuperan del covid.  Ángeles y Maria con madre e hija y les han dejado que pasen la enfermedad en el mismo cuarto del Santa Lucía. Se pegaron un buen susto cuando a María, con 14 años, la metieron en la UCI y me lo contaron como si las conociera de toda la vida. Y como si fuéramos parte de la familia escuchamos como le daban el alta en directo.