En primera persona. Giulia Conte, un nombre para dos escritoras
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Ambas nos explican cómo han conseguido construir una historia en la que aparecen varios narradores, ficción dentro de la ficción, la vida de una escritora fallecida, la investigación de su muerte, y su relación con el paisaje de Cartagena.
‘Las voces del monasterio’ arranca con una muerte súbita en París. Nathalie, escritora, es hallada sin vida por su hija, sin señales aparentes de violencia, y con una nota entre las manos de su puño y letra donde puede leerse: “no tengo más remedio que morir”. Ante este hecho, se inicia una investigación policial a cargo del inspector Lecteur que, a lo largo de los capítulos, va citando a las personas más cercanas del entorno de Nathalie.
Mientras las entrevistas avanzan, y buscando otras pistas que le ayuden a desentrañar el suceso, el inspector va leyendo el manuscrito de la última novela de Nathalie, que se desarrolla en Cabo de Palos y alrededores de Cartagena, con el Monasterio de San Ginés de la Jara, el Monte Miral y sus ermitas como protagonistas. Estos enclaves se convierten en el nexo que unirá las dos voces en una única llamada contra el deterioro de un patrimonio y su entorno que hoy en día languidece en la vecindad del Mar Menor.
Zaida Sánchez Terrer es bibliotecaria en la UMU, cultiva varios géneros y entre sus obras publicadas encontramos novelas como ‘Olvido duro’ o ‘La curva del tiempo’; libros de relatos como ‘Ma(e)ternidades’; poemarios como ‘Verdad’ o ‘La soledad de las esferas’; y libros de aforismos como ‘Te lo diré en breve’.
Ana Verdú Conesa es profesora, escribe relatos cortos de temática variada aunque también cuenta con novelas como ‘Kitum: la piedra y las espadas’, ‘Fitoleo’, ‘El último viaje de Áspred’ y ‘Calmando Ocultos Deseos’.