Un libro para un estado 07/01/2025
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LA SOLEDAD
«He pasado unas Navidades estupendas, atravesando media península, catando vinos y comiendo todo tipo de manjares. Pero lamento ser un aguafiestas, Alejo. En estas fechas siempre me pongo un poco triste. A todos nos falta alguien, por supuesto, y yo no soy una excepción, pero mis ausencias se rigen por la más estricta biología. No cuento, por fortuna, con tragedias familiares. Y aún así, la Navidad me pone melancólico. Por eso vengo a hablar de soledad, del que se encuentra aislado rodeado de gente, del que escucha el ruido que hace la cuchara y el tenedor en el plato mientras cena y no tiene con quien brindar.
A mí me gusta la soledad. De los mejores momentos de mi vida los he pasado solo. No me espanta esa circunstancia. He vivido solo durante muchos años, aunque ahora sería incapaz de despertarme sin mi mujer a mi lado. Los años nos van cambiando, Alejo, al menos a mí. Sin embargo, hay siempre una parte de mí que busca retirarse de la gente, que se queda callado en algún momento de la conversación y que se pone a pensar en sus cosas. Es una evasión, una necesidad. La necesidad de estar solo. A mí, a veces, me alegra no compartir nada con nadie, que pasen las horas sin tener que cruzarme con otra persona. Estoy bien conmigo mismo, y eso no es nada fácil.
Hoy vengo a mi biblioteca a buscar libros que hablen de soledad. El primero es un viejo conocido, ganador del Nadal, que en España marca el final de la Navidad. Me refiero a La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes, y también de Mapa de soledades, de Juan Gómez Bárcena».