Un libro para un estado 10/12/2024
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LA DUDA
Hoy te hablo de dudas, Alejo, del alma que se ve acosada por las preguntas, de la mente, que va más allá de lo que puede comprender. Como sabes, vivo en Sevilla, que es la ciudad que eligió Dios para hacerse madera. Este fin de semana hemos vivido un Congreso de fervor popular y cientos de murcianos han viajado hasta la ciudad hispalense para contemplar la Macarena, la Esperanza de Triana o el Gran Poder, entre otros.
Yo tengo una relación con la fe un tanto especial. Pero hay una escena que no me puedo quitar de la cabeza, de una procesión nocturna, con las luces apagadas, los rostros iluminados por velas y el incienso alargando las siluetas. Ahí estaba el Gran Poder, pasando por una calle estrecha, un nazareno que camina solo, como si de la madera ahora hubiese tornado en carne. El Cristo se detuvo justo en un balcón donde se asomó un enfermo. Un moribundo, Alejo. El silencio se podía palpar con las manos. La multitud comenzó a rezar un padrenuestro en honor del hombre del balcón y lo que antes había sido muerte, angustia, se convirtió en alivio. El alivio de morir en paz.
Presencié la escena con varios lorquinos y murcianos, todos acostumbrados a otro tipo de fervor. Por eso, cuando las dudas arrecian y lo material, lo que percibo en la superficie, se vuelve difuso, me gusta acudir a mi biblioteca en busca de respuestas. Y encuentro algunos libros, como 'El evangelio según Jesucristo' de José Saramago y 'San Manuel Bueno mártir' de Unamuno.