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Un libro para un estado 12/11/2024
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11:04
Hace 27 días
Pepe Pérez-Muelas recuerda que ayer fue el aniversario del Poppy day, el día del recuerdo, el armisticio que puso fin a la I Guerra Mundial.

Para ello, ha seleccionado los libros 'Sin novedad en el frente' de Erich Maria Remarque, 'Adiós a las armas' de Ernest Hemingway, 'Sonámbulos' de Christopher Clark y 'Los desertores' de Joaquín Berges.

ARMISTICIO

Hoy te hablo de silencio, Alejo, del momento exacto en el que cesaron las bombas y de las trincheras empezaron a nacer amapolas. Ayer fue el Poppy day, el día del recuerdo, el armisticio que puso fin a la I Guerra Mundial. España no participó de esa barbarie. Nos libramos de cavar fosas en la geografía. Pero la magnitud de la contienda fue tal que aún la tenemos presente. Porque aquel 11 de noviembre de 1918 algo cambió para siempre. Murieron los imperios viejos, Austria Hungría se desgajó en decenas de regiones que guardaron sus odios cainitas, el imperio otomano perdió su lugar en la historia y Alemania masticó durante años una venganza que llevaría a Europa, de nuevo, a la mayor cota de dolor que jamás ha producido.

No queda lejana esa guerra, Alejo, porque los males que asolaron al ser humano durante aquellos cinco años aún siguen presentes en nuestras calles. Están dormidos, apaciguados por la felicidad de una sociedad ciega, pero laten de rencor ante el más mínimo cataclismo. A mí el día del armisticio me trae buenos recuerdos. Era un día de fiesta en París, una jornada de memoria y alegría. Me gustaba pensar en esos pobres muchachos, de mi edad, que habían renunciado a su juventud, a su felicidad, para ir a morir a una trinchera lejana, por el imperativo de un rey, de un político, descontento con la predicción de las cartas del Tarot. Pensaba en ellos. Pienso en ellos, Alejo, en los jóvenes que se sacrificaron para crear no una sociedad más justa, sino una herida más grande, porque el Tratado de Versalles más que desinfectar, pudrió la sangre de Europa.

De Sarajevo a Verdún hay toda una literatura que recrea esos días, y ahora que ya no queda ningún soldado vivo, después de más de cien años, acudo a mi biblioteca como una forma de dignificar el nombre de todos ellos, a ambos lados de la trinchera. Por eso te traigo algunos títulos, antiguos y modernos, que nos sitúan en aquellos días.


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