El tenista murciano se enfrenta este martes (no antes de las 20.15 horas) a Stefanos Tsitsipas en los cuartos de final de Roland Garros. El tenista griego quiere vengar las cuatro derrotas que ha encajado ante Alcaraz.
GREGORIO LEÓN
Decía estos días The Wall Street Journal que Carlos Alcaraz es como una boa constrictor que va ahogando a sus rivales, lentamente. Algunos piensan que actúa con la paciencia de una araña. Otros le ven fauces de león, que después de una larga persecución, siempre alcanza a la gacela. Da igual la comparación que se establezca, sea con el mundo animal o mitológico. La joya de Murcia gobierna en París con un régimen absolutista, con una fiereza competitiva que empequeñece a cualquier antagonista. Pero su cuadro, altamente exigente, no le permite ni un set de distracción, que podría resultar fatal y arruinar todos los pronósticos.
Las quinielas están de su lado. El público, también. Todos los analistas y observadores le otorgan la etiqueta de favorito. Él es firme, sobre la pista, y en rueda de prensa, mostrando plena fe en sus convicciones y posibilidades. Pero la venganza es un inagotable motor generador de energía. Y a Stefanos Tsitsipas le queman por dentro los cuatro partidos que ha perdido ante el jugador de El Palmar. El primero ya le supuso en aviso. Un chaval de apenas dieciocho años, que por entonces andaba en el puesto 55 del ránking ATP, no solo lo llevó al acantilado del quinto set, sino que en un descuido lo arrojó al vacío. Fue el 3 de septiembre de 2021, en el US Open de Nueva York. Aquella experiencia fue traumática para él. Luego llegaron tres disgustos más: en el Masters 1.000 de Miami, y dos veces en Barcelona. Cuatro partidos, cuatro derrotas. El griego envidia hasta la gestualidad vitalista del murciano: "Tiene esa sonrisa que obviamente le ayuda mucho. Está claro que ahora mismo es uno de los grandes obstáculos y desafíos para cualquier jugador. Rivalidades así son lo más duro que tiene nuestro deporte. Jugar contra él todo lo posible me dará más oportunidades quizás de derrotarlo", ha expresado Tsitsipas en su última comparecencia pública.
Carlos Alcaraz va a intentar romper su techo de cristal en París. Su fiabilidad es muy alta hasta cuartos de final, como expresa con elocuencia el dato de que ha llegado a esa cota en cuatro de los nueve Grand Slams que ha disputado. El año pasado lo frenó Zverev. Pero en ese momento el hijo de Carlos y Virginia aún no se había tatuado la fecha del 11 de septiembre de 2022, el día que lo cambió todo. Para él. Y para nosotros. Un chaval llegaba a la cima del mundo. París lo reverencia. Todos necesitamos nuevos ídolos. También París. Caído Nadal por culpa de un cuerpo muy castigado, el heredero tiene acné y acento murciano.
La cita, este martes a partir de las 20:15h. Un encuentro que en TV podrá seguirse por Eurosport
