El director deportivo del equipo grana lo tenía en su agenda desde la etapa del Bolívar. Munúa, al principio dubitativo, acabó siendo convencido por Javier Recio.
GREGORIO LEÓN
Los días iban cayendo, barridos por olas de calor, con la ciudad aletargada. Todos los banquillos de la Primera RFEF se iban ocupando, menos uno: el del Murcia. El nerviosismo empezó a crecer entre los aficionados y en la zona noble del estadio Nueva Condomina-Enrique Roca. Felipe Moreno detectó con preocupación que el club tenía mil abonados menos que el año pasado, a la misma altura del verano. Javier Recio no quería dimitir de su idea originaria: traer un entrenador de currículo y acreditada experiencia en proyectos sujetos a tensiones y exigencias. Por eso, después de ver que Juan Ignacio Martínez era fruta prohibida, se empeñó en Juan Carlos Carcedo. Y convenció a Fran Fernández, con el asterisco del posible ascenso del Alcorcón a Segunda. Y tanteó a Curro Torres. Caza mayor. Pero el tiempo apremiaba, y entonces se le encendió la bombilla. En la agenda de su teléfono móvil guardaba todavía el número de Gustavo Munúa, en quien pensó cuando hubo de prescindir de Natxo González en el Bolívar.
-Hola, Gustavo. Muy buenas.
-¡Qué sorpresa esta llamada!
-Ahora estoy trabajando en el Real Murcia.
-Yo tengo una muy buena relación con Felipe Moreno.
-Pues, ¿qué te parecería venir para acá?
El uruguayo compuso un gesto de extrañeza.
-¿En serio? La verdad, no tenía previsto volver a España para entrenar en Primera RFEF.
-Estamos preparando un proyecto muy potente. Con gente con experiencia. Futbolistas con personalidad -explicó Recio, intentando transmitir a sus palabras la mayor carga de convicción posible.
-Déjame que me lo piense, Javier. Voy a darle una vuelta a todo esto que me has dicho.
Al día siguiente, el director deportivo grana llamó a Felipe Moreno, con quien mantiene un contacto frecuente para ponerle al día sobre el desempeño de su trabajo.
-¿Munúa? Muy buen entrenador. Pero pedirá mucho dinero. Va a ser difícil convencerle -respondió el cordobés.
-Vamos a por él.
En efecto, Felipe Moreno no iba desencaminado. Con un caché elevado y una oferta sugerente de Perú, persuadir a Gustavo Munúa iba a requerir unas buenas habilidades negociadoras. Y después de varias llamadas, de ofertas y contraofertas, en un proceso que se dilató varios días, Recio y Munúa se encontraron en un punto. La7 TV adelantó la noticia. Y unas horas más tarde, el Real Murcia le daba oficialidad. Fue un mes que puso al límite la paciencia de algunos aficionados y que desafió la capacidad del nuevo director deportivo murcianista, que encontró la salida al laberinto con una solución que ha llenado de entusiasmo al hincha. Caza mayor.
