Cautela en Agustín Ramos ante la llegada del inversor murciano que se ha comprometido a inyectar 10 millones de euros antes de fin de mes.
GREGORIO LEÓN
Que el Real Murcia no ha tenido una buena relación con el gol en la primera parte de la temporada está fuera de cualquier género de duda. La posesión no se ha correspondido con una eficacia alta en la producción. Las fortalezas del equipo se ubican en la retaguardia. La fiabilidad defensiva ha transportado al Murcia a la zona caliente de la clasificación. Pero en la zona noble del estadio Nueva Condomina-Enrique Roca tienen claro que para pelear por un ascenso directo es preciso comprar pólvora.
La Comisión Deportiva, espigando en el mercado, apunta ya hacia dos futbolistas. Pero ambas operaciones se dilatarán en el tiempo. Son jugadores con contrato activo, y en consecuencia, el proceso de negociación será lento. En el club saben que deberán esperar a la segunda quincena de enero para acometer con fuerza estas dos incorporaciones. Dani Romera también está en la lista, pero es un fichaje extraordinariamente complicado, por mucho que el agente de futbolista haya planteado a Castellón la posibilidad de resolver el contrato firmado en verano. Pero el club de Castalia ya se ha pronunciado: no. No quiere desprenderse de su máximo goleador.
Esperando realidades económicas del inversor
El mes de enero hace que los teléfonos suenen urgentes. Que las baterías no aguanten un día. Que un wasap puede cambiar destinos. Es el mes de los fichajes. Pero para el Real Murcia estas primeras cuatro semanas del año no solo van a tener importancia en términos deportivos. De aquí al 31 de enero deberá quedar definido el nuevo estatus societario de la entidad. Con una aportación inicial de 500.000 euros, Julián Luna ya ha expresado las intenciones del empresario murciano al que representa, y que está dispuesto a aportar hasta 10 millones en varios pagos durante enero. Agustín Ramos, congratulado por la dimensión del proyecto enunciado por Luna, un proyecto expansivo con una inversión altísima, quiere a partir de ahora ver hechos económicos. El presidente es cauteloso. La entrada de Felipe Moreno parecía inminente. Todo estaba preparado. El dinero y hasta una rueda de prensa conjunta. Pero ambos actores no se pusieron de acuerdo en la totalidad de los puntos que debían regular su relación, y el final ya es sabido. Valiéndose de esa experiencia y otras anteriores, Ramos se quiere conducir con prudencia, evitando mensajes triunfalistas. Es incontrovertible el prestigio profesional de Julián Luna, su absoluta seriedad, acreditada en el campo jurídico, y también en el deportivo, con una gestión impecable en La Unión. Pero solo actúa de avanzadilla. Es un emisario. El empresario que está detrás de él deberá mostrar realidades económicas.
Mientras tanto, su identidad permanece oculta. Alto secreto.
