La cúpula directiva del Real Murcia no se ha planteado un posible cambio del actual entrenador, y lo considera preparado para lograr que el equipo consiga sus objetivos.
GREGORIO LEÓN
La puñalada llegó en el ocaso del partido. Mal que bien, el Real Murcia había sido capaz de guardar un tesoro hasta el minuto 93. El gol del hijo pródigo disparaba los sueños de los murcianistas. Pero Woody Allen ya lo dijo, otorgándole al deporte elementos de sorpresa y giros de trama que no tiene ni la mejor película policiaca. Cantero dejó en silencio el estadio, y al Murcia en riesgo de desaparecer de la zona de 'play off'.
Cuando llegó Agustín Ramos, ya se encontró a Mario Simón. La sintonía no fue fácil el primer curso. Hasta en dos ocasiones, el entrenador manchego estuvo a punto de ir a la calle. En el segundo, ha adquirido mayores poderes. El presidente le ofreció el cargo de director deportivo. Su peso en los fichajes es innegable, y su voz es escuchada con atención: no veía claro traer al sueco Kouakuo, y el delantero se quedó en el Sirius.
La reconfiguración de la plantilla, con las novedades de Dani Romera, Toril y Alfon, incrementa la presión en el banquillo grana. Y el empate ante la Real Sociedad "B", añadido el triunfo del Eldense, han dejado a los grana muy lejos de la cabeza, a tiro de tres partidos. Son puras matemáticas. Pero la cúpula directiva del club ni se ha planteado su posible destitución, ni sale de ella el discurso crítico de otras ocasiones. Otros equipos también están fallando (ahí están los ejemplos del Castellón, Amorebeita, Osasuna "B"...) y desde los despachos del estadio Nueva Condomina-Enrique Roca hacen números optimistas, sin la renuncia a acabar en puesto de ascenso directo. Por mucho que ocho puntos parezcan hoy una piedra muy voluminosa, desde el club ven tiempo y recursos para absorberla. Y más con un calendario que hará pasar al Eldense por Murcia.
A Mario Simón se le observa con detenimiento. Los principales responsables de la entidad confían en que tenga más tiento en los cambios que hace en algunos partidos, y que el equipo sea agresivo desde el primer momento, sin malgastar un tiempo, como ocurrió el sábado ante el filial de la Real. El manchego sigue. Una derrota ante el Nàstic podría reabrir el debate. Pero en la cúpula grana no se contempla esa hipótesis. En sus cálculos solo entra la palabra victoria.
