El tenista murciano se enfrenta este martes (15 horas, Movistar) a Tommy Paul, buscando el acceso a las semifinales de Wimbledon.
GREGORIO LEÓN
Carlos Alcaraz ha parecido por momentos perdido en mitad del bosque, acosado por sombras que se cernían en torno a él, con aullido de lobos en la lejanía. Pero siempre ha sabido encontrar la salida. Episodios de gran lucidez tenística entreverados de algún pasaje de ofuscación. Pero el murciano está en cuartos de final de Wimbledon, donde ejerce de soberano. Y así quiere seguir, hasta el domingo. Pero la segunda semana de competición trae curvas. Tommy Paul vuelve a aparecer, al otro lado de la red.
Todos sus pleitos han sido en América. Y se han ido alternando en la victoria. Hay pocos tenistas en el mundo capaz de dejar en silencio a Carlos Alcaraz. Y uno de ellos es Tommy Paul, que lanzó el primer aviso en el Masters 1.000 de Canadá. Con su mano derecha indescifrable, le fue complicando la existencia al murciano hasta llevarlo a la lona en tres: 6-7- 7-6 y 6-3. La venganza llegó a la siguiente temporada, en Miami. Carlitos, ya convenientemente advertido, no dejó espacio para la sorpresa. Pero de nuevo en Canadá el estadounidense cogió de las solapas a Alcaraz y lo tiró al suelo. Hasta llegar al último litigio, en Cincinnati, con venganza del jugador criado en El Palmar. Y ahora, por vez primera, se encontrarán en otro continente.
"Es muy divertido jugar contra Alcaraz", ha declarado en su última comparecencia pública Tommy Paul. Nos encontramos, en efecto, con dos jugadores con tendencia al divertimento, que no especulan en sus golpes, agresivos. Y eso convierte cada enfrentamiento de ellos es un espectáculo que no admite distracciones. Este demandará de una versión suprema de Carlitos. La ha mostrado en varios sets desde que llegó al All England Club, con algunas caídas de tensión, como la que le hizo perder el tercer set ante Ugo Humbert en la ronda anterior.
El porcentaje de primeros puede determinar el ganador de este partido. Carlos Alcaraz ha mejorado extraordinariamente en esa suerte. Cuando le funciona el servicio, casi siempre tiene el punto en su mano. El murciano tendrá que intentar leer los saques del enemigo. Por ahí también puede estar el vencedor. Roberto Bautista no encontró antídoto y se vio desbordado, inerme ante la colección de winners del oponente. Con Alcaraz la historia debe ser bien distinta. Más allá del nivel de acierto o del índice de errores, lo que queda fuera de cualquier discusión es que se verá un buen partido de tenis. Alcaraz y Paul invitan a una fiesta en el prado de Wimbledon.
