El equipo grana perdió por 3-1 ante el Atco. Madrid "B" y termina la temporada séptimo.
GREGORIO LEÓN
Ha sido la temporada de los sueños truncados. De las expectativas quebradas. El calor de agosto incubó todas las ilusiones. Plantilla plagada de jugadores de renombre, presupuesto elevado, la afición inflamada de emociones... Pero jornada a jornada, derrota a derrota, el Murcia se fue instalando en una realidad pesadillesca. Llegó a estar más cerca del descenso que de la zona de 'play off'. Y con una secuencia de victorias pareció opositar a objetivos elevados. Pero todo era una ensoñación. La derrota en el Cerro del Espino clausura una temporada triste. Ni estética ni honor. El Murcia perdió también en la última cita del curso. El filial del Atlético de Madrid le sacó los colores, condenándolo a la séptima plaza.
El talento de Pedro León, más episódico esta campaña, se expresó muy pronto. El muleño, que ha bajado el volumen este curso, controló dentro del área con el pie derecho y le pegó con el izquierdo. Iturbe no pudo hacer nada. Pero esa ventaja se esfumó enseguida, en apenas trece minutos. La defensa grana, candorosa, admitió el 1-1 de Calatrava. Y con la misma pasividad concedió el 2-1, firmado de cabeza por Diego Bri.
En la segunda parte la posesión correspondió en un porcentaje amplio para el Real Murcia. Pero sus ataques fueron más una caricia que un guantazo. Segunda mitad que arrancó con el tercero atlético, obra de Carrillo en propia puerta. Con poca convicción, sin suficientes recursos, los grana vieron pasar los minutos sin que modificara el marcador adverso. Las incorporaciones de Tomás Pina, Carlos Rojas y Amín tampoco revitalizaron al Murcia. Imanol Alonso regresó en los minutos finales, tras varios meses de ausencia. Y el partido terminó con un 3-1 que deja desalentada a la afición del Murcia. Otra decepción más. La última. Hasta las peores pesadillas terminan.
