El equipo grana empata (0-0) en Fuenlabrada, y queda a tres puntos del líder.
GREGORIO LEÓN
Al Murcia le tocaba masticar cristales. El partido no era de pinceles, sino de brocha gorda, de mono manchado de pintura, de salpicaduras en la cara. El oponente de los murcianistas presumía de unos números estimables en el Fernando Torres, donde se ha hecho de acero. Nadie, de los últimos cuatro huéspedes, ha sido capaz de ganar allí. Tampoco el Murcia. Pese al esfuerzo desplegado, de la determinación mostrada, el premio no llegó. El Fuenlabrada se escapó vivo y el liderato se le queda a los grana a los tres puntos.
Boateng pudo muy pronto cambiar el destino del partido. Estaba en muy buena posición, ya pisando el área pequeña. Pero su disparo se estrelló en un defensor. Fue la mejor oportunidad generada por los grana, porque avanzada la primera mitad Jorge Yriarte envió un balón con sutileza al corazón del área. Boateng se giró, pero su tiro fue inefectivo. No deparó más sobresaltos en la defensa local el juego del Murcia, que empezó propositivo pero que poco a poco fue perdiendo pujanza.
El partido mantuvo su complejidad tras el descanso. El Fuenlabrada, con su fútbol siderúrgico, se afanó en la ocupación de todos los espacios posibles, sembrando su campo de minas. Una jauría de lobos perseguía a Pedro León. No había ni un segundo para pensar. El Murcia estaba atascado. Y Fran Fernández hizo la lectura adecuada. El muleño, fatigado, fue sustituido en medio de aplausos unánimes, para que entrara Rojas. Y Pedro Benito, más esfuerzo que acierto, dejó su lugar a Raúl Alcaina.
El Murcia realizó la carga final a falta de quince minutos. Alberto González, en posición inverosímil, remató de chilena y el balón pasó a unos centímetros de Lucas Díaz. Una opción clarísima. En Fuenlabrada cementó la defensa sacando a Marcos Mauro. El partido era del Murcia, con dominio abrumador. Pero el marcador no se alteró. Noventa y cinco minutos no fueron suficientes para marcar un gol, que habría dejado al equipo de Fran Fernández pegado al Antequera en la cumbre de la clasificación.
