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Última bala para Dani Martínez

El entrenador de ElPozo se la juega el sábado ante el Inter Movistar. Una derrota ante el líder de la Liga podría provocar su despido.

GREGORIO LEÓN
20 ENE 2025 - 13:12
Fuertes
Tomás Fuertes, junto a Miguel Ángel Jiménez, este sábado, en el Palacio de los Deportes. Foto: Gregorio León

GREGORIO LEÓN

ElPozo es un coche parado en mitad de la autopista. Con el triángulo de emergencia en el asfalto. El viaje iba bien. Buena velocidad de crucero. El motor respondiendo a casa insinuación del acelerador. Sonando música de calidad por los altavoces. Pero, inesperadamente, se ha quedado averiado. La grúa viene de camino. Y de ahí, al taller, a ver qué diablos pasa. El mecánico debe emitir el dictamen. Pero la estimación inicial habla de graves problemas. De mecánica y de electrónica. Y la reparación va a ser cara. Muy cara.   

Nadie entiende el desplome de un equipo que, después de ver tantas finales por televisión, volvió a ellas el curso anterior. No ha pasado ni un año desde que ElPozo estuvo a punto de ganar un torneo del prestigio de la Copa de España, caza mayor, y peleó hasta el cuarto partido para ganar una Liga que se le niega desde 2010. El descenso en la producción de muchos jugadores produce estupor. Algunos, cargados de años, han envejecido mal. Como le pasa a algunas películas clásicas. Qué bello es vivir ya no nos produce la misma emoción que las primeras Navidades, por mucho que esté Frank Capra detrás de las cámaras y James Stewart delante de ellas. Y además, el agujero dejado por Bruno Taffy y Niyazov es demasiado visible. El brasileño quería continuar. El club se inclinó por la no renovación. Un error. Sus goles se echan de menos. El caso de Niyazov es diferente. El ruso, nostálgico de su tierra, quería volver a reencontrarse con la familia. No podía tenerla a cuatro mil kilómetros. Y los sustitutos no han hecho olvidar a los que se fueron. Ricardinho está encontrando problemas de adaptación que están retrasando su explosión. Es un futbolista talentoso, pero apenas ha ofrecido fogonazos. César vino para dar equilibrio y rotaciones en la orilla derecha del ataque. Su peso en el equipo es liviano. Demasiado liviano. Y además, la lesión de Marcel, jugador sobre el que orbita todo el juego de los murcianos, ha venido a agudizar todos los problemas. Sin él, a sus compañeros se le han visto más las vergüenzas.

El partido contra el Inter, clave

Dilapidados los dos títulos más accesibles (Copa del Rey y Supercopa) ante un Segunda como el Betis, que incidió el sábado en la herida abierta en Amate, ElPozo puede agregar nuevos males a los que ya lo aquejan. No tiene asegurada su presencia en la Copa de España. Para tenerla debe empatar o ganar al Inter Movistar. Y en caso de derrota, quedaría en manos de Palma y Ribera Navarra, para que ganen o empaten sus respectivos partidos ante Osasuna o Industrias García. Carambolas que carga el diablo. Una ruleta rusa en la que hay una bala preparada a reventarte el cerebro. Que ElPozo se quedara fuera de la Copa, 26 años después, con el Palacio de los Deportes como enclave, desbordaría el vaso de todas las paciencias. 

La cúpula directiva va a darle una oportunidad más a Dani Martínez. El entrenador, que amagó con dimitir antes del partido en Zaragoza, cuando el río ya venía muy crecido, será despedido, casi con total probabilidad, en caso de derrota ante el Inter, sin perjuicio de lo que pase en Son Moix o en Tudela. En ElPozo siempre se impone un principio inderogable de prudencia. Así ha actuado siempre Tomás Fuertes desde su despacho en Alhama de Murcia. Pero caer ante el Inter, elevando a diez el número de partidos sin ganar, sería ya insoportable, dejando a cero el crédito del actual entrenador. Solo le esperaría el abismo. 

Tomás Fuertes, animado

El dueño de ElPozo, a pesar de los dos títulos perdidos, está animado. Y pone el ejemplo del mundo empresarial, en el que no siempre hay ganancia. A veces también se acumulan pérdidas. Tomás Fuertes nunca ha incurrido en dramatismos. Puede haber decisiones, claro. Pero la continuidad del proyecto está asegurada, en los términos actuales. El dueño del club metaboliza rápido las decepciones. También las últimas. Pero no quiere más errores.    

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