El club se prepara para acometer renovaciones, y llevará un paso más lento en los fichajes
GREGORIO LEÓN
La abrupta interrupción de la temporada ha dejado al Real Murcia ante un erial de meses por delante. El próximo curso podría arrancar en septiembre o octubre. En el mejor de los casos, pues, los responsables deportivos del club tienen diesiéis largas semanas para tomar decisiones. Julio Algar y Adrián Hernández celebraron este lunes su primera reunión. Quedaron enterradas las hachas de guerra, pero la sintonía plena será imposible. Sin el pegamento de la amistad, desplegarán la profesionalidad para llevar adelante un trabajo que exigirá más concordancias que las habidas en esta campaña inconclusa.
Hasta once jugadores acaban contrato. Dos de ellos ya aparecen como renovaciones a abordar por la dirección deportiva: Josué Dorrio y Álvaro Rodríguez. El primero de ellos, que vino avalado por Adrián Hernández, ha demostrado que la Segunda "B" no le venía grande, y tiene suficiente cartel. Su trabajo no ha pasado inadvertido. El Lugo, por ejemplo, se ha fijado en él. Su agente aún no ha recibido ninguna oferta en firme, pero sí el interés ya expresado por varios clubes. Álvaro Rodríguez ha sido otra de las piezas que ha dado un rendimiento más que notable esta campaña. Adrián también cuenta con él.
Las renovaciones y los fichajes se van a mover a distintas velocidades. El Murcia quiere prorrogar los contratos de futbolistas que han acreditado su solvencia. Es el caso de Dorrio y de Álvaro Rodríguez, pero también de unos cuantos más, siempre y cuando se ajusten a los parámetros económicos del club. Respecto a futuras incorporaciones, aquí habrá menos prisas. Futbolistas pendientes de un 'play off'. Equipos que no saben en qué categoría jugarán, qué futbolistas liberarán. Esta colección de dudas hace que el Real Murcia vaya a acudir al mercado de fichajes sin apresuramientos, no desdeñando cualquier oportunidad especial que le pudiera aparecer en las próximas semanas.