El Jimbee tuvo opciones de empatar con portero-jugador. El cuadro cartagenero desciende a la cuarta plaza. ElPozo es tercero, empatado a puntos con el líder Palma (y un partido menos). 2.000 aficionados en el Palacio.
GREGORIO LEÓN
Un admirable ejercicio de resistencia y el amor propio le dieron a ElPozo la victoria en el derbi regional de fútbol sala. El Jimbee se vio obligado a recurrir al portero-jugador, sin éxito.
El Jimbee atropelló al cuadro murciano en los primeros minutos, pero no encontró el gol. Malgastó sus mejores momentos, y el cuadro que dirige Diego Giustozzi fue más certero. Fernando transformó el 1-0, y Alberto García, con una jugada de artista, puso el 2-0 en el marcador. A partir de ahí, tomó aire el equipo titular de la pista, hasta ese momento asfixiado por el rival. Se afanó en defender en quince metros, neutralizando las ofensivas del Jimbee.
Al conjunto cartagenero le quedaba la segunda parte para remediar la derrota. Y se puso a la tarea. Pero unas manos de Marinovic dentro del área le concedieron a Miguelín la oportunidad del 3-0. El balear, muy celebrado ayer por su afición, no desaprovechó su oportunidad.
Un minuto de desconexión de ElPozo lo metió en el laberito. Bebe y Andresito llevaron el 3-2 al marcador. Se abría un mundo de posibilidades para el Jimbee. Los murcianos estaban contra las cuerdas. Y más cuando Duda utilizó el recurso del portero - jugador. Pero ElPozo, muy fatigado por la saturación de partidos, aguantó heroicamente los embates del enemigo, atrapando una victoria que le coloca tercero en la tabla. Adelanta al Jimbee, que cae de la primera a la cuarta plaza. El conjunto de Giustozzi empata a puntos con el Palma (primero) y Levante (segundo), y tiene un partido aún pendiente. Lo jugará el próximo sábado ante el Barcelona.
Unas 2.000 personas se congregaron en el Palacio de los Deportes, en la mejor entrada de la temporada. Plena deportividad entre las dos aficiones, que aportaron color y decibelios a un derbi que no defraudó. Hasta el último segundo conservó su esencia intrínseca: la emoción. Un thriller en el cuarenta por veinte.