El corredor murciano, sexto en Lombardía, acaba su exitosa carrera profesional con 133 victorias
Alejandro Valverde cierra su trayectoria profesional con un top-10 en el Giro de Lombardía. Valverde ha demostrado su carácter competitivo hasta el último día y a sus 42 años, ha terminado en la sexta posición la clásica italiana.
El de Las Lumbreras es un corredor quizá irrepetible y deja huérfano al ciclismo regional. El punto culminante de su carrera llegó en 2018, en Innsbruck, cuando se proclamó campeón del mundo, un viejo sueño de Valverde desde sus inicios en el mundo del ciclismo.
Tras pasar por el Club Ciclista Puente Tocinos, Ciclos Sarabia o Gres de Nules, Valverde dio el salto al campo aficionado con 19 años en el Banesto, donde dejó evidencias de su instinto ganador y apuntó un futuro brillante en el campo profesional. De la mano del Kelme llegó el primer contrato que le llevó al profesionalismo.
Debutó un 3 de febrero de 2002 en la Clásica de Almería y desde entonces ha exhibido sus dotes como competidor todoterreno capaz de ganar carreras de perfiles muy diferentes: etapas de alta montaña en un Tour de Francia, como en Courchevel ante Lance Armstrong en 2005, clásicas como la Flecha Valona o la Lieja Bastoña Lieja, una gran vuelta, como en 2009 cuando se llevó la Vuelta a España, o llegadas al sprint en grupos numerosos.
Valverde, además, es unos de los elegidos que ha subido al podio en las tres grandes vueltas, Tour, Giro y Vuelta.
Con 37 años, su hambre por seguir compitiendo al máximo nivel le llevó a superar una grave lesión de rodilla en 2017 tras una caída en la primera etapa del Tour de Francia que había arrancado en Dusseldorf. Y esa ambición le condujo al año siguiente al oro mundial, broche perfecto a su idilio con los Campeonatos del Mundo, en los que ha conquistado siete medallas, más que ningún otro ciclista en la historia.
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