El tenista español gana su Roland Garros número 14, al derrotar a Casper Ruud por 6-3, 6-3 y 6-0. "No puedo seguir compitiendo con el pie dormido", ha afirmado Nadal
GREGORIO LEÓN
Solo alguien que está más allá de cualquier explicación racional, es capaz de acabar cojeando un partido en Roma y a las tres semanas ganar Roland Garros. Solo alguien con una capacidad de sufrimiento y una resiliencia sobrehumanos, puede entronizarse con el escafoides roto. Rafa Nadal ensancha su mito. Desafiando a la medicina y al dolor, a la pura lógica, sigue creciendo. Este domingo no le dio opción alguna a Casper Ruud, y terminó siendo vitoreado en la Philippe Chatrier, donde se siente como en un parque de atracciones, plenamente feliz, jugando con la desenvoltura con la que se mueve en el salón de su casa.
Su comienzo de partido fue una declaración de intenciones de por dónde quería llevarlo. Enseguida hizo el primer break al noruego. El camino de la final estaba trazado. La primera manga cayó para el manacorí, por 6-3. Enfrentó algunas dificultades en la segunda. Su juego no era tan fino como otras veces, acumulando errores no forzados, con dificultades en su saque y colocándose con un peligroso 1-3. Pero enseguida volvió a conectar 'winners' y también atrapó la manga. La tercera (donde dejó la cifra de rupturas de servicio en ocho) fue sencillamente un trámite que Rafa Nadal cumplimentó, para conquistar su Roland Garros número 14, y romper su propio récord de Grand Slams: 22. Dos más que Federer y Djokovic. Ahí se llega ganando 474 de los 519 partidos que ha disputado en su carrera. Han pasado 17 años desde que dio el primer mordisco al trofeo de color plata. Ahí era un chaval casi imberbe. Hoy es el campeón de más edad en ganarlo, superando a Andrés Gimeno.
Rafa Nadal, rey de la arcilla. Rey del tenis. Rey de París.
Su futuro
"No sé lo que me espera en el futuro, pero intentaré regresar muchas veces", dijo en la entrega de trofeos, entre los aplausos unánimes del público.
El tenista español Rafa Nadal explicó este domingo que tuvo que jugar estas dos semanas en París con el pie dormido para no sentir dolor, un gran riesgo que merecía la pena para buscar su 14º Roland Garros pero no más allá, pendiente de un tratamiento que espera sea mejor y le permita estar en Wimbledon como próxima gran cita.
"Ha sido una victoria emotiva, inesperada también de algún modo. Estoy muy feliz. Han sido dos grandes semanas, desde el principio he ido mejorando día a día. Con las circunstancias en las que estoy jugando no quiero y no puedo seguir. Voy a seguir tratando de buscar una solución y una mejora a lo que sucede", dijo.
El campeón en París, después de superar en tres sets a un Casper Ruud al que felicitó por sus valores y por su nivel, se abrió en rueda de prensa una vez terminado el torneo para hablar de su problema en el pie. "He sido capaz de jugar con infiltraciones en el nervio para dormir el pie. Es un gran riesgo. Juego sin dolor, pero también con cero sensación", explicó.
"Era necesario bloquear los nervios para que el pie quedara insensible. No puedo seguir así, tenemos que encontrar una solución. Haremos todo lo posible para intentar continuar. Hablamos con varios médicos, hay diferentes opciones. Vamos a probar un tratamiento la próxima semana. Si es posible, me encantaría continuar. No puedo seguir compitiendo con el pie dormido", añadió.
El de Manacor, que alzó su 22º título de 'Grand Slam', contó que el nuevo tratamiento será "una inyección de radiofrecuencia en el nervio". "Si no funciona será otra historia, y me preguntaré si soy capaz de hacer otras cosas como una importante operación que requiere mucho tiempo y no me garantiza volver bien", dijo.
"Iré a Wimbledon si mi cuerpo está listo para ir. Es un torneo que no quiero perderme, nadie quiere perdérselo. Mi carrera tenística ha sido una prioridad en mi vida, pero nunca ha estado por encima de mi felicidad. Si no soy capaz de seguir, haré otras cosas", añadió.
Además, el balear recordó que compite por su "pasión" por el tenis, no por la carrera de 'grandes' contra Novak Djokovic y Roger Federer, y confesó que en París tuvo que aislarse de muchos contratiempos en este 2022, como la costilla rota y ese problema en el pie, que le hicieron llegar sin ritmo al Abierto francés.
