El exdueño del Leganés no tiene intención de desistir de las demandas planteadas por Mauricio G. De la Vega.
GREGORIO LEÓN
Aunque sonaba a música de violín, el equilibrio de poderes entre Agustín Ramos y Felipe Moreno puede quedar en un plano teórico. Se han escuchado las primeras notas disonantes. El gobierno de coalición será de difícil ejecución práctica. Y la última reunión celebrada por las partes ha expresado algunas discrepancias. La ronda de contactos ha incluido a actores como Agustín Ramos, Antonio Pedreño y juristas que velan por los intereses del Real Murcia. El último encuentro tuvo lugar en Carrillo Asociados. Y Felipe Moreno ya no tiene tan claro que sea posible compartir gobierno con el actual presidente en una bicefalia al cincuenta por ciento, y se muestra inclinado a tener más control de la entidad, en caso de dar el paso al frente y ejecutar la opción de compra firmada con Mauricio G. De la Vega, movimiento notarial que se produjo antes de que el mexicano se marchara a su país. Eso sí, nunca ocuparía un primer plano.
Felipe Moreno no desiste de los pleitos
Una de las condiciones marcadas por el ejecutivo del Real Murcia para abrirle la puerta a Felipe Moreno es que desista de todos los procedimientos judiciales que ahora soporta el club. Iconos Nacionales, sociedad administrada por Mauricio G. De la Vega, ha impugnado todos los acuerdos adoptados en junta general de accionistas. Y son varios procesos abiertos. El primero, la ampliación de capital de la que salió Francisco Tornel como máximo accionista, invalidada por la Audiencia Provincial, y que está pendiente de resolución del Tribunal Supremo, al que ha recurrido el Murcia en ejercicio de sus derechos. Pero la segunda ampliación de capital también fue impugnada, y una tercera que supuso la inyección al club de 903.000 euros (Agustín Ramos, con 500.000 y Tornel, con 210.000, fueron quienes ingresaron cantidades más elevadas). Moreno tiene un buen concepto de Ramos y de Pedreño, y las conversaciones han sido presididas por un clima de cordialidad, pero eso no va a hacerle renunciar de inmediato a posibles derechos futuros. Una resolución favorable del Tribunal Supremo le podría otorgar el 84 por 100 de la entidad, sin tener que invertir cantidades adicionales para comprar cuotas accionariales hoy en manos de Agustín Ramos, Francisco Tornel, Enrique Roca, KBusiness o Gesa Mediación. Felipe Moreno es, antes que nada, empresario, que mide cada euro que se gasta. Y cada euro que se pueda ahorrar. El principio de austeridad ha marcado sus negocios.
En el Real Murcia hay un elemento troncal: cualquier negociación estaría abocada al fracaso si no hay renuncia a los procedimientos judiciales emprendidos. Que Felipe Moreno insistiera en dar curso a las demandas reiteradas presentadas por Mauricio G. De la Vega pondría en claro riesgo cualquier acuerdo, solo factible desde postulados diferentes a los sostenidos invariablemente por el mexicano.
Proceso largo
Felipe Moreno no tiene prisa para entrar en el Real Murcia. El cordobés siempre usa el fuego lento. Y más en esta operación, en la que la entidad en la que entraría tiene una deuda con Hacienda de 12 millones de euros. Esa es su máxima preocupación. Pero que la haya detectado no significa que vaya a destinar parte de las ganancias por la venta del Leganés en liquidar esa deuda total. No va a sacrificar beneficios y patrimonio personales. De momento solo ha firmado una opción de compra, y en caso de ejecutarla, debería pagar a Mauricio G. De la Vega una cantidad de 2 millones de euros, según aseguran a Onda Regional fuentes próximas a Moreno. Otras fuentes, de máxima confianza, añaden que el proceso se puede alargar varios meses, por su complejidad intrínseca y por el modo de actuar de quien fue dueño del Leganés durante doce años.
