El Ayuntamiento aún no ha concedido la licencia provisional pedida por KBusiness. El club grana utilizará Pinatar Arena y otros campos de la Región hasta que tenga su propia instalación, el año próximo.
El murcianismo está hirviendo, en plena efervescencia. Después de una década huérfana de alegrías, acumulando decepciones y desdichas, ha disfrutado de un ascenso que coloca al Real Murcia en el tercer escalón del fútbol español, a un paso del glamur de la LFP. Con la campaña de abonos a punto de arrancar, las expectativas se han disparado. Pero el club no podrá disfrutar de su Ciudad Deportiva el curso próximo. Hasta 2023 no está previsto que puedan arrancar las obras que den ejecución a un proyecto largamente incubado.
KBusiness, propietaria de los terrenos adquiridos junto a Nueva Condomina, pidió el pasado mes de marzo la licencia provisional de obras. Pero desde Urbanismo, en el Ayuntamiento de la ciudad, no ha habido respuesta alguna. La empresa, impulsada por Daniel Moreno y Antonio Rubio, tiene incluso el presupuesto del movimiento de obras, y la cifra les ha dibujado un gesto de contrariedad en el rostro: 300.000 euros. La construcción del centro comercial erigido por Jesús Samper y Juan Manuel Trujillo generó toneladas de tierra que fueron a dormir a la parcela donde se ubicará la próxima ciudad deportiva grana.
La demora en la respuesta del Ayuntamiento, que aún no ha abierto el semáforo verde para que al menos arranque el movimiento de tierras, se suma a otra dificultad: la falta de financiación. El conjunto del proyecto se eleva a 1,4 millones de euros. Y en ese momento las necesidades más apremiantes del Real Murcia son otras: saldar todas las deudas pendientes con acreedores privados, a fin de obtener el auto de cumplimiento de convenio, para septiembre u octubre.
Mientras tanto, ante la imposibilidad de darle el impulso necesario a la Ciudad Deportiva en este año, el equipo deberá buscar una solución intermedia: Pinatar Arena, y otros campos de la Región. La posibilidad de recuperar Cobatillas queda descartada. Desde la cúpula del club consideran un mal negocio realizar una inversión no inferior a 200.000 euros en una instalación que ya no es del Real Murcia.
