Ramos y Molina pactan la paz

GREGORIO LEÓN

Las luces se apagaron anoche muy tarde en las oficinas del estadio Nueva Condomina-Enrique Roca. Las diferencias patentes entre Agustín Ramos y Manolo Molina en algunos puntos de la planificación deportiva provocaron una reunión de urgencia convocada por el presidente del Real Murcia con el director deportivo, ante el amago de dimisión planteado por el lorquino este lunes. Las divergencias crecieron de manera extraordinaria por la gestión del fichaje de Dani Romera, futbolista que nunca ha figurado entre las primeras opciones de Molina, y por el club pujó con una suculenta oferta económica. El fichaje, ultimado, requería la preceptiva autorización del director deportivo grana. Nunca la dio. Y el futbolista prefirió jugar en el Castellón, cerca de Cataluña, origen de su pareja. 

Manolo Molina tampoco aprobó el fichaje de Pedro León. El propio Agustín Ramos lo expresó con claridad en la entrevista concedida a La7 TV, reiteradas después en Onda Regional: "Mario Simón dio su aprobación, y Manolo Molina nos dijo por contra que no era un jugador de su estilo". 

El director deportivo andaba molesto por intromisiones y restricciones en su área competencial, con sospechas de que Quique Pina andaría detrás de alguna operación. Las divergencias han ido a más. El presidente quiere elevar la calidad de la plantilla con tres futbolistas de nivel prémium, aunque ello suponga una inversión por cada unidad superior a los 100.000 euros. Ramos ambiciona el ascenso a la Segunda División, y considera que conformarse ya con objetivos de menor elevación supondría perder un año. Y en su cabeza hay un tipo de jugador, que difiere del que prefiere el lorquino. 

Manolo Molina va a seguir trabajando con plenas competencias en la dirección deportiva. Esa es la conclusión a la que llegaron las partes después de una reunión que se prolongó durante hora y media. Es una paz precaria. Pero es una paz.