El Presidente del Comité Nacional de Bioética defendía en Onda Regional que "mejor una vacuna que nada. La efectividad no es tan importante, la de la gripe a veces no supera el 40%. Hay que tomar riesgos tolerables"
PACO MARTÍNEZ. Murcia
El Presidente del Comité Nacional de Bioética, Federico de Montalvo, uno de los expertos que ha participado activamente en la elaboración de la estrategia de vacunación que España ha elaborado frente al COVID, era entrevistado en el espacio Tarde Abierta de Onda Regional. De Montalvo aportaba algunas reflexiones interesantes y una convicción: "Aunque ética y legalmente es posible, no es oportuno establecer una vacunación obligatoria". Llega a esa conclusión porque España no ha sido nunca un país "antivacunas". Aquí, las tasas de vacunación infantil están diez, incluso veinte puntos, por encima de los de otros países de nuestro entorno. Y aunque haya quien se niegue a la vacunación, si la respuesta social está dentro de lo previsto podremos permitirnos un cierto porcentaje de "insolidarios" sin que eso genere un problema de salud: "Mejor que la vacuna funcione y hable por ella misma, sin necesidad de obligar a nadie. Si además logramos el efecto rebaño, el 70%, los que no sean solidarias se van a proteger y nos vamos a proteger todos".
Claro que en el debate hay algunos elementos que introducen una cierta tensión. Ocurre, por ejemplo, con los anuncios de los laboratorios que prometen eficacias de sus vacunas por encima del 90%. Es una promesa osada e innecesaria, dice De Montalvo, porque no hay que perder de vista que hay ocasiones en las que "una vacuna tan aceptada socialmente como la de la gripe no supera el 40% de efectividad. No me gustan esos mensajes con tasa de eficacia tan alta. Si se dijera que son más bajos no pasaría nada. Ahora, si dicen que la eficacia es del 50% todos pensarán que es insegura y mala. Es mejor eso que nada". De Montalvo insiste en que "no existe ninguna otra alternativa. Eso es lo fundamental, más allá de que sea buena o mala".
Federico de Montalvo es un hombre ligado a la Región de Murcia: es académico correspondiente de la Real de Cirugía de Murcia, y en su currículum figura haber sido el experto que se enfrentó al brote de legionella que se produjo en la capital en 2001, el mayor de Europa como nos recordaba.
En esta entrevista nos ha dejado otra reflexión interesante, sobre los aparentes dilemas que se plantean entre confinamiento y actividad económica, entre cierres perimetrales y la celebración de la Navidad. No se puede elegir entre salud y economía, porque no hay salud sin economía; no se puede obviar la Navidad sin tener presente que la salud emocional es muy importante en una crisis de estas dimensiones: "Con una mala economía la salud empeorará. No es sólo la salud física, también está la afectiva. Todo lo que estamos sufriendo respecto a no poder compartir en esas reuniones familiares se notará en los próximos años". Un último mensaje: no todas las decisiones pueden ser estrictamente científicas porque eso nos llevaría al bloqueo. Tenemos que asumir riesgos que socialmente sean tolerables: "A veces pecamos de exceso de cienticismo. Si tomamos las decisiones sólo basándonos en la ciencia y eso nos llevaría a una sociedad de riesgo cero. Eso no sería bueno porque esa sociedad no progresa ni es feliz. Hay que tomar riesgos tolerables, evaluarlo y que se decida socialmente".
