El consumo de la serie de Netflix por parte de los niños revela un problema social profundo del que no se puede culpar solo a los padres, según Isabel Maldonado, presidenta de la FAPA de la Región de Murcia
PAULINO ROS /ANABEL ARAMENDÍA. Murcia
El consumo de la serie "El juego del calamar" por parte de los niños revela un problema social profundo del que no se puede culpar solo a los padres. Lo dice María Isabel Maldonado, presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres de la Región de Murcia (FAPA-RM). En vísperas de Halloween, las máscaras de los guardias se han convertido en uno de los artículos más solicitados en tiendas físicas de Murcia y en internet, donde se pueden comprar a dos euros.
La serie de Netflix que ha batido todos los records de audiencia no es apta para menores de 16 años. En los colegios murcianos, los niños imitan los juegos violentos de la serie. En Madrid un colegio ha prohibido llevar disfraces de los protagonistas de la serie en la fiesta de Halloween. En las tiendas murcianas y en internet se venden máscaras negras con los símbolos del círculo, cuadrado y triángulo. Se ha convertido en el disfraz de moda en vísperas de la fiesta de Halloween.
Para Maldonado, estamos ante un problema de la sociedad actual. Se trata de enseñar a los niños lo que es bueno y malo, sin criminalizar a los padres.
"El juego del calamar" no es el problema, según la presidenta de la Federación de Madres y Padres, porque el material audiovisual no apto para menores llega a los niños a diario a través de múltiples canales.
