Carmelo Gómez, de Arsalu, recuerda que se va recuperando la normalidad pero que quedan dudas sobre nuevas contrataciones, la llegada de nuevos residentes sin vacunar o las ayudas económicas prometidas, aún sin concretar
PACO MARTÍNEZ
Las entidades que gestionan las residencias de ancianos y de discapacitados quieren ser muy prudentes y piden dos o tres semanas para valorar si la ausencia de brotes es resultado directo del éxito del proceso de vacunación, o está condicionada por la tendencia a la baja que muestra la pandemia en las últimas semanas. No obstante, confían en que la evolución permita a la administración empezar a plantearse una desescalada en las restricciones, porque —como recuerda Carmelo Gómez, de ARSALU— los ancianos llevan un año sin poder salir de las residencias.
Conviene actuar poco a poco, pero muchos de los residentes que ya se han vacunado están deseando que se les permita volver a ver a sus familias, e incluso pasar unos días fuera del centro. Por eso Carmelo Gómez habla de "prudencia", pero también de "esperanza porque nos permitirá tomar medidas profundas y de prevención en residencias. Los mayores siguen sin ver a las familias y sin salir en casi un año".
La perspectiva de que poco a poco se pueda ir recuperando la normalidad plantea, sin embargo, algunas dudas. El representante de ARSALU nos explica que, por ejemplo, no está claro en qué condiciones podrán admitir nuevos residentes (de los que hay 1.200, nos recuerda, en lista de espera). Y tampoco se ha definido un protocolo de vacunación previo a la contratación de nuevos trabajadores que, más pronto que tarde, tendrán que ir llegando a los centros para cubrir periodos de vacaciones: "La normalidad supone contratar nuevos trabajadores, que no tiene por qué estar vacunados sin son menores de 55 años. Y luego está el caso de nuevos ancianos que estarán sin vacunar".
Carmelo Gómez espera que Política Social defina pronto los pasos de la desescalada en las residencias, y que Salud aclare estas dudas sobre la vacunación. Y también confía en que "más pronto que tarde" se concreten las ayudas económicas que el gobierno regional les prometió para compensar los sobrecostes asumidos durante el año pasado. Están pendientes los fondos para equilibrar las cuentas del periodo comprendido entre agosto y diciembre, pero las conversaciones están —nos dice— "atascadas. Estamos a finales de febrero y no hay nada concreto. Hay voluntad, pero es necesaria una celeridad en el proceso. Estamos bastante ahogados".
