Federico de Montalvo, presidente del Comité de Bioética, dice que con las dosis disponibles "no se puede contentar a todos" y explica que el objetivo no es evitar contagios sino reducir el número de muertes
PACO MARTÍNEZ
El Ministerio de Sanidad ha publicado una nueva actualización de la estrategia de vacunación, en la que se definen otros dos grupos de prioridad para los que se reservan las vacunas de Pfizer y Moderna: uno es el de la población general de entre 56 y 59 años, que hasta ahora había quedado fuera de la estrategia; otro, es el de menores de 60 años con patologías de alto riesgo frente al COVID, patologías que todavía deberán concretarse.
El documento también establece cómo afrontar la vacunación de las personas que ya han pasado el COVID. Si son mayores de 55 años recibirán las dos dosis de las vacunas de Pfizer o Moderna, aunque si se infectaron después de recibir la primera, la segunda no se administrará hasta que estén completamente recuperados. Si tienen menos de 55 años tendrán que esperar a que transcurran seis meses. En ese momento recibirán la vacuna: una sola dosis si no estaban vacunados cuando enfermaron, y la segunda si ya habían recibido una antes de contagiarse.
El Presidente del Comité de Bioética, Federico de Montalvo, es miembro del grupo de trabajo que ha redactado esta actualización. Explica que han tratado de ordenar los grupos de una manera sencilla para evitar que una excesiva complejidad pudiera ralentizar el proceso de vacunación. Y pide "solidaridad", porque ahora parece que todo el mundo quiere estar el primero en la lista de prioridades: "Hemos pasado del reto de la desconfianza, con un 60-70% de gente que ponía dudas de la vacuna, a la euforia, con todo el mundo queriéndola ya. Hay que proteger a nuestros mayores, que son los que principalmente mueren".
De Montalvo ha aclarado también en Onda Regional algunas dudas que surgen de esta estrategia. Explica que los docentes no universitarios están contemplados como grupo prioritario no porque importe especialmente su salud, sino porque es necesario proteger el derecho de los niños a la educación presencial. Y confiesa que ha habido mucho debate en el seno del grupo de trabajo sobre cómo resolver el problema de la vacunación de los cuidadores no profesionales de grandes dependientes. Al final optaron por no darles un trato específico, primero porque es un colectivo difícil de delimitar; pero, sobre todo, porque los recursos son limitados y el objetivo en este momento no es evitar contagios, sino prevenir muertes: "El problema no es el riesgo de transmisión, y claro que se quiere acabar con la pandemia, pero lo primero es evitar que provoque muertes. Vacunar a un cuidador, que igual es joven u ocasional, para negársela a una persona mayor, creyendo que el mayor determinante en esta enfermedad está siendo la edad, sería injusto".
Tanto Federico de Montalvo, como su compañero en este grupo de trabajo José Antonio Navarro, insisten en que la estrategia está en constante revisión, porque las evidencias científicas cambian en cuestión de días. Navarro, que es consultor honorario de Salud Pública, recordaba que es cuestión de unas semanas que AstraZeneca presente los resultados de un ensayo clínico que está desarrollando en EEUU con personas mayores de 55 años. Si los datos son buenos, España podría empezar a utilizar también esta vacuna en grupos que ahora están limitados a las de Pfizer o Moderna: "En 3-4 semanas podremos tener resultados de ese estudio norteamericano, que nos hagan modificar nuestra estrategia y autorizar la vacuna e indicarla para cualquier edad".
