Datos recogidos en su informe anual de 2021, basado en las llamadas de los niños/as, familias y docentes de su entorno solicitando ayuda para un menor
SERGIO GÓMEZ / PACO MARTÍNEZ
La Fundación Anar de ayuda a niños y adolescentes en riesgo recibió el pasado año 2.222 peticiones de ayuda de menores de la Región de Murcia. Gran parte de ellas eran llamadas de ayuda para luchar contra situaciones de acoso escolar. Son datos recogidos en el informe anual de 2021 de la entidad que cobran vigencia en el día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar.
Este informe está basado en las llamadas de los niños, niñas y adolescentes y también de sus familias, docentes y otros adultos/as de su entorno que han contactado pidiendo ayuda para un menor de edad. Rebeca de 16 años cuenta que no siempre los profesores y equipos directivos de los colegios se toman en serio las situaciones de acoso.
Unicef aboga por crear la figura del coordinador de bienestar en los centros, una persona de referencia que se encargue de detectar y ayudar a solventar los posibles conflictos de convivencia o acoso, tal y como cuenta Rocío, una alumna de 14 años.
Julio Tomás es director de un colegio y admite que, aunque les faltan recursos humanos para atender todos los frentes, no pueden hacer la vista gorda ante determinadas conductas y situaciones.
Durante todo el pasado año se dio orientación especial a 23.512 menores, entre ellos a más de 2.000 niños y niñas de la Región de Murcia a los que se derivó según el caso a las fuerzas y cuerpos de seguridad, servicios de protección del menor, Servicios de Emergencias, fiscalías, abogados, psicólogos y asociaciones especializadas.
La presidenta de la Asociación de Directivos de Colegios Públicos de la Región, Olga Catasús, no cree que haya falta de interés en el profesorado a la hora de actuar ante casos de acoso escolar. En su opinión, el problema tiene más que ver con la falta de medios y de profesionales capacitados para identificar situaciones que suelen ser complejas y requieren de seguimiento y de una intervención integral que incluya también a las familias. Eso, dice Catasús, es muy difícil hacerlo cuando la mayoría de los colegios de esta región sólo cuentan con el apoyo de un orientador un día a la semana o cada quince días. Murcia podría tomar ejemplo de Valencia, donde todos los colegios tienen al menos un orientador a jornada completa.
