Pedro Pérez, presidente de la Asociación No Más Ruido Cartagena, cree que la sanción pone de manifiesto la dejadez de las Administraciones para hacer frente a los problemas de salud generados por el ruido
MACU ALEMÁN. Cartagena
El juzgado de lo Penal 3 de Cartagena condena, casi veinte años después, a los propietarios de dos bares de Cabo de Palos, Apandaum y Mamaluna, por delitos contra el medio ambiente y lesiones debido al ruido causado por ambos establecimientos. Vecinos de la zona presentaron más de cien denuncias en todas las instancias posibles desde 2001 hasta 2006.
El juez acusa textualmente a los detenidos del más absoluto desprecio por las más elementales normas protectoras del medio ambiente y reconoce el calvario administrativo sufrido por los vecinos que denunciaron el ruido. Dice la sentencia que los acusados, condenados a penas de entre dos y seis meses de prisión y multas de un máximo de doce mil euros, eran conocedores de los daños causados y se ampararon en la ineficacia del sistema administrativo sancionador. El juzgado reconoce también el impacto grave en la salud generado por el exceso de decibelios de ambos bares en tres miembros de una misma familia.
La sentencia llega, sin embargo, casi veinte años después de que se pusieran las primeras denuncias. Pedro Pérez, presidente de la Asociación No Más Ruido Murcia, cree que pone de manifiesto la dejadez de las Administraciones para hacer frente a los problemas de salud generados por el ruido.
La Asociación ha interpuesto recientemente otro recurso contencioso por un problema similar. Los ruidos generados durante los más de sesenta días que duró el festival Murcia Río, las noches del Malecón, entre vecinos de la zona, especialmente los dos del Barrio del Carmen.
