La juez de Cartagena que instruye el caso Sara Gómez, la mujer que murió tras someterse a una lipoescultura, ha escuchado de voz de su hermana cómo la víctima se despidió de los familiares el mismo día de la operación
EVA CABALLERO. Cartagena
La juez de Cartagena que instruye el caso Sara Gómez, la mujer que murió tras someterse a una lipoescultura, ha escuchado de voz de su hermana cómo la víctima se despidió de los familiares el mismo día de la operación. Era consciente de la gravedad de sus heridas, aunque el médico no informó a su novio a lo largo de la jornada.
Nora Gómez ha prestado declaración como testigo a petición de la fiscal. A su hermana la operaron por la mañana en un centro privado y por la tarde ingresó en la UCI de Santa Lucía. Ese día, antes de que la sedaran, Sara sabía que iba a morir porque había escuchado los gritos en el quirófano por las perforaciones y las pérdidas de sangre.
Dos celadores de la clínica Virgen de la Caridad han acudido también como testigos para hablar sobre su trabajo. Su declaración no ha sido esclarecedora, según una de las abogadas de la familia, María Vallarino, que espera impaciente escuchar al cirujano y al anestesista, acusados principales del caso.
La familia confía en que la Asamblea regional apruebe una moción conjunta en abril para exigir al Congreso que apruebe una Ley reguladora de las operaciones de estética. Una petición que también han dirigido por carta al presidente Pedro Sánchez a través del delegado del Gobierno en Murcia
