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Historia del AVE a Murcia: de Álvarez-Cascos a Sánchez

El peso territorial de la Región, intereses políticos contrapuestos, los rigores economicos y la oposición vecinal a una de las propuestas de integración de vías en Murcia han jalonado la singladura del proyecto

ÁNGEL BOLUDA
18 DIC 2022 - 18:56
Historia del AVE a Murcia: de Álvarez-Cascos a Sánchez
Francisco Álvarez-Cascos y la actual ministra de Transportes, Raquel Sánchez. ORM
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Historia del AVE a Murcia: de Álvarez-Cascos a Sánchez
07:06

Cinco presidentes del gobierno después y quince ministros de Fomento más tarde de que se pusiera la primera traviesa de las obras del primer tramo de alta velocidad en España, el AVE va a llegar a la Región de Murcia. 30 años han pasado desde que se inaugurara la línea que conectaba Madrid con Sevilla. Desde este martes un murciano podrá ir en tren desde el barrio del Carmen a Madrid a una velocidad superior a los 200 kilómetros por hora. 

Algunos territorios de España han llegado al siglo XXI con traviesas en sus líneas de ferrocarril del XIX, cuando estos trenes de combustión recorrían la geografía nacional. A ese sonido de locomotora le ha sustituido otro, el que producen los trenes AVE. En Murcia ha habido que esperar mucho más que en otros lugares para escucharlo.

El peso específico de nuestra comunidad en el conjunto del país, los intereses políticos y la desidia de algunas administraciones han retrasado la llegada de la Alta Velocidad a la Región hasta tal punto de pensar que esa imagen no llegaría a producirse. Murcia ha visto dos aeropuertos, ha visto cómo el Puerto de Cartagena se ha hecho hueco en el mapa portuario español y cómo la mayoría de nuestros municipios han quedado cerca de una autovía pero el AVE no terminaba de llegar. 

En 2001 aquí se acaba asumiendo una primera conexión por alta velocidad a través de Alicante, postergando su senda natural a través de Albacete para comunicar la Región con Madrid. 

Dos años después del pacto de 2001 en Palacio de San Esteban tuvo lugar uno de los episodios ferroviarios más luctuosos de nuestro país, el accidente de Chinchilla: una colisión de trenes que acabó con la vida de diecinueve personas y dejó más de cincuenta heridos. El infortunio se hizo hueco de la peor manera posible en la historia de nuestra comunidad.

Pepe Blanco, ministro de Fomento socialista, comprometió el soterramiento de las vías pero nada más. Aquella fiesta había que pagarla y llegó la crisis. Con esa situación económica y nuevo gobierno, la solución alternativa era AVE en superficie mientras se hacían las obras de integración subterránea de las vías, la Plataforma Prosoterramiento se opuso en la calle. Llegó la movilización vecinal, los disturbios en Santiago El Mayor, la parálisis y el cambio de gobierno.

El AVE llega con casi todo el tráfico ferroviario paralizado en nuestra comunidad. El engranaje de las obras de llegada de la alta velocidad, la modernización de vías, los trabajos para recuperar la conexión por tren con Andalucía y la integración de línea férrea en varias ciudades han llevado a ADIF a echar el freno de mano, su presidenta, María Luisa Domínguez, llegó a pedir disculpas.

El camino hasta llegar a lo que vamos a ver este lunes no ha sido recto, ha estado plagado de curvas y sobresaltos, de hitos sociales y fracasos políticos. De declaraciones, unas reivindicativas, otras condescencientes y otras tantas desafortunadas. El ciudadano ha sido quien ha pagado la factura con unas conexiones ferroviarias obsoletas, deficitarias y lentas.  El AVE llega, no como gustaría a todos, pero llega. Se podrá dar la bienvenida a 300 kilómetros por hora. No es un logro político, es un triunfo social. 

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