Con más de 250 años de antigüedad, participan más de 3.000 figurantes caracterizados con ricos trajes, más de 400 caballos, carrozas que recrean templos, palacios y tronos barrocos
REDACCIÓN | AGENCIAS
En la noche del Viernes Santo, Lorca recrea la historia sagrada en una vibrante y lujosa procesión llamada desfile bíblico-pasional, alejada del recogimiento tradicional de la Semana Santa española, concebida como un gran espectáculo y cuya estética está inspirada en las superproducciones del cine clásico.
Este año han presenciado los desfiles desde el palco presidencial, la ministra de Turismo, Reyes Maroto; el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, quien participa activamente en la Semana Santa de Lorca en la procesión de la Curia --sábado anterior al Domingo de Ramos-- llevando a la Virgen de la Amargura, y en la noche del Jueves Santo como costalero del Santísimo Cristo del Rescate del Paso Blanco; y el alcalde de la localidad, Diego José Mateos
Los desfiles bíblico-pasionales, con más de 250 años de antigüedad fueron concebidos como un ejercicio de catequesis popular, un gigantesco auto sacramental en el que se recrea toda la Biblia mezclando la historia cristiana con la pagana y en los que los espectadores también son testigos directos de las últimas horas de la vida de Jesucristo y los personajes que le rodearon.
Para esa singular la puesta en escena la principal avenida de la ciudad se ha convertido en escenario de más de 5.500 metros cuadrados, iluminado como un plató de cine, con 10.000 sillas en gradas a ambos lados y cubierta por 900 toneladas de arena.
Más de 3.000 figurantes caracterizados hasta el último detalle y con un suntuoso vestuario, más de 400 caballos de las mejores yeguadas del país, imponentes carrozas que recrean templos y palacios de distintas civilizaciones y tronos barrocos desfilarán durante más de tres horas dejando sin aliento a los espectadores.
Julio César, la reina de Saba, Nerón, Salomón, Nabucodonosor, el rey David o la mismísima Cleopatra, encarnados por lorquinos, componen parte de la galería de fascinantes personajes que desfilan por Lorca en la noche de Viernes Santo.
El espectáculo, envuelto en una banda sonora de epopeya, incluye carreras de cuadrigas, escuadrones romanos, faraones portados en literas, sacerdotisas, esclavos egipcios y entronizados reyes asirios.
Su origen se remonta a 1855 y desde entonces el Paso Blanco y el Paso Azul, las dos cofradías más importantes de las seis que hay en la ciudad, son rivales y cada año compiten por mejorar su puesta en escena, aunque fue durante la segunda mitad del siglo XX cuando los desfiles bíblico-pasionales alcanzaron su verdadera magnitud.
Esa rivalidad entre cofradías ha ido creciendo y desde la cuna los lorquinos son “blancos” o “azules” y crecen educados en el amor a su paso y en la defensa de uno estos dos colores y ese enfrentamiento entre los dos pasos es una de las mayores singularidades de esta manifestación colectiva.
Sus bordados en oro y sedas, presentes en mantos de vírgenes, estandartes, banderas y túnicas, realizados con una técnica exclusiva que les da aspecto pictórico aspiran a ser declarados patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco.
Declarada de interés turístico internacional desde el año 2007, la Semana Santa de Lorca es también en una gigantesca manifestación coral llena de gremios: bordadoras, sastres, caballistas, expertos en historia sagrada, floristas, músicos, imagineros y figurantes, que se movilizan durante meses para que el espectáculo sea perfecto.
