Según indica la responsable del equipo de intervención psicosocial en Emergencias de Cruz Roja, Mari Carmen Navarro, que añade que hijos, padres y hermanos, a menudo, sufren situaciones de estrés postraumático
El próximo viernes se celebra el Día Internacional de la Violencia Contra las Mujeres y hemos querido analizar cuando se dan este tipo de episodios cuales son las consecuencias no sólo para las víctimas de agresiones de maltrato, también de sus familiares directos que quedan marcados de por vida.
Ante una escena de agresión a una mujer en la que es necesaria la intervención psicológica. Hijos, padres y hermanos a menudo sufren situaciones de estrés postraumático que, en el caso de los más pequeños, aflora con los años, según indica la responsable del equipo de intervención psicosocial en Emergencias de Cruz Roja, Mari Carmen Navarro.
En los episodios de mayor gravedad contener esa primera emoción de rabia, de shock, en la que no saben que ha pasado y no saben cómo estructurarla en su propia cabeza resulta lo más complicado. No puede ser verdad, no me puede estar pasando es la sensación más habitual.
Morir a manos de otra persona es lo que peor llevamos, incluso en nuestro cerebro, asegura Navarro. Es difícil de asimilar cuando hay que explicar a los padres, o a los hijos que la víctima ha muerto a manos de alguien que supuestamente la quería.
En muchos de los casos además se ocultan estos problemas en el seno de la familia o no había denuncias por víctimas de maltrato. Esa falta de evidencias provoca sentimiento de culpabilidad entre los familiares más inmediatos, porqué yo no me di cuenta se repiten. Es lo que se conoce como reestructuración cognitiva.
Para evitar estos escenarios en Cruz Roja trabajan con campañas de sensibilización y de educación entre iguales, desde Primaria y Secundaria, de respeto al otro, de empatía. Educar en la parentalidad positiva, recuerda Mari Carmen Navarro.
