El Ayuntamiento de Murcia ha celebrado esta mañana el I Foro de la Soledad, donde se ha presentado su borrador
CRISTINA MARTÍNEZ
Este martes se ha celebrado el I Foro de la Soledad en el Ayuntamiento de Murcia. En este espacio de participación y debate se han reunido más de medio centenar de profesionales, entidades y colectivos vinculados al ámbito del envejecimiento y la soledad no deseada en personas mayores de 65 años.
En el encuentro se ha presentado el borrador del Plan Municipal contra la soledad no deseada en personas mayores para que los asistentes pudieran colaborar en la elaboración del documento.
En Murcia hay 72.000 personas mayores de 65 años, de las cuales unos 15.000 viven solos y se podrían enfrentar a los problemas que esto podría traer, como el aislamiento de los vecinos y amigos, la falta de comunicación, la mala alimentación y los problemas de salud que esto trae consigo. Por lo que emprender acciones orientadas a este grupo especialmente vulnerable resulta una prioridad para el consistorio, según Paqui Pérez, concejala de Mayores.
Una de las 8 líneas de actuación que contiene el plan recoge la firma de un convenio con la Universidad de Murcia para que los estudiantes puedan compartir vivienda con personas mayores. Otra, en cambio, habla de cohousing o viviendas colaborativas.
Según Pérez, el plan contra la soledad pretende mejorar y consolidar líneas de actuación que están en marcha actualmente, como la atención integral a personas mayores, el fomento de un “envejecimiento activo” y la intervención de los diferentes programas en la comunidad que buscan atacar esta problemática. Por otro lado, el plan desarrollará nuevas iniciativas, divididas en diferentes líneas de actuación, para abordar los problemas del envejecimiento desde distintas áreas.
La concejala ha explicado que la teleasistencia se verá impulsada, a través de la universalización de estos servicios y su transformación, para que todos los que la puedan necesitar tengan la capacidad de acceder a ella. También ha detallado que habrá una “humanización” de los servicios de ayuda en domicilios, a través de la escucha activa y labores de acompañamiento de estas personas, “dedicándoles horas”.
