El Gobierno ucraniano estima que al menos 5.000 militares rusos están rodeados por fuerzas de la defensa nacional ucraniana en esta ciudad, considerada la puerta de entrada a la región de Lugansk.
Podría tratarse de un golpe muy duro para Rusia. Limán es una base estratégica, la puerta de entrada al Donbás y el lugar desde el que Rusia ha lanzado algunas de sus operaciones en la zona. La duda ahora está en qué hará Vladimir Putin ya que desde ayer, considera este territorio como propio después de realizar unos referendos calificados por toda la comunidad internacional como ilegales. El último en sumarse ha sido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez que ha señalado que ni España ni ningún país occidental reconocerá la anexión.
Sánchez también se ha referido al ataque de las fuerzas rusas a Zaporiyia, un ataque que dejó, según el último recuento, 30 muertos y 88 heridos, la mayoría de ellos, según Naciones Unidas, niños y personas mayores. Un ataque que el presidente ucraniano calificaba de inhumano y al que se suma un nuevo ataque contra un convoy de evacuación humanitario en la localidad de Kupiansk. Lo ha denunciado el Gobierno ucraniano, que informa de al menos una veintena de muertos.
Por su parte, el Alto Representante de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha defendido este sábado la necesidad de un "rearme coordinado" de la Unión Europea para preparar al bloque comunitario para una posible guerra. Argumenta Borrell que los ejércitos europeos ahora tienen "duplicidades y redundancias" y que gastan cuatro veces más que Rusia y lo mismo que China, aunque seguramente de una manera menos eficaz.
En lo que respecta a la inyección de fondos a Ucrania, Borrell ha recordado que se han destinado 2.500 millones en ayuda bélica, "algo que no se podía hacer según los tratados", y ha asegurado que cada Estado por su cuenta ha aportado más financiación hasta llegar a "la mitad de lo que da Estados Unidos".
